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sábado, 26 de julio de 2014

#17 Declaradamente locos.

Tú: estoy lista.
Gordon: ¿Por qué estás vestida de enfermera?-asombrado-
Tú: ¿parece real verdad, es lindo? así nadie sabrá que soy yo y podré entrar.
Gordon: es... extraño. Ahora entiendo porqué le gustas a Bill, no se debe aburrir nunca.
Tú: ¿Por qué lo dice?
Gordon: por nada.
Tú: ya, podemos irnos.
Gordon: esta bien, mi GPS nos guiará hacia el lugar, debemos ser cautos.

Mientras Gordon hablaba yo me fijaba en cada uno de sus rasgos, es un hombre bastante guapo para la edad que tiene y habla con soltura. Pensé en mi padre, y se me vino encima el tiempo, he pasado tantas cosas que no podría enumerar ni la mitad. Gordon estacionó en un bosque, y tuvimos que seguir a pie, el hospital, no era algo que pudiera imaginarme. He tenido que enfrentarme a mansiones de todo tipo luego de empezar a salir con Bill, pero esto trascendía todo lo que yo pudiera haber visto o imaginado, el lugar parecía un paraíso, hasta me dieron ganas de estar loca, bueno, un poco más loca.

Gordon: ¡Hola hola! vengo a visitar a mi hijo.
Guardia: Sólo personal autorizado.
Gordon: ¡Oh! comprendo, pero yo vengo a visitar a mi hijo.
Guardia: sólo personal autorizado.
Gordon: joder, que vengo a visitar a mi hijo.
Guardia: ¿Tiene una tarjeta como esta? -extiende una tarjeta naranja-
Gordon: No.
Guardia: entonces lárguese.
Gordon: ¿¡Qué clase de trato es éste!? déjenme pasar, soy una persona importante.
Guardia: Claro, y yo soy Paul McCartney.
Gordon: uyyy, que irrespetuoso. ¡(tunombre)! ¿Donde te fuiste? ¡Nos iremos! ¡haré que cierren este lugar y me devuelvan a Bill! ¡¡(TUNOMBRE)!! ¿A donde se habrá metido esta chica?
Guardia 1: (aparte) ¿A quién está bucando?
Guardia 2: No lo sé, quizás es uno de los de adentro.
Guardia 1: ¿crees que se escapó?
Gordon: ¡(Tunombre)!
Guardia 1: -aclarándose la garganta- Emm, señor ¿a quién busca?
Gordon: ¡Oh! busco a (tunombre) una chica que me vino acompañando, mide como un metro sesenta, estaba vestida de enfermera, pelo largo, estaba aquí hace un momento.
Guardia 2: ¿Vestida de enfermera?
Gordon: sí, ella es así.
Guardia 1: señor, jamás hubo nadie con usted aquí. (aparte) Llévalo adentro.
Guardia 2: entendido. Señor acompáñeme por favor -lo toma del brazo violentamente-
Gordon: ¡No! espere ¿qué hace? yo no pertenezco aquí ¡Sólo vine a ver a mi hijo! ¡Es el vocalista de una banda muy famosa!
Guardia 2: ¿Ah sí? ¿ahora me va a decir que esa banda es Nirvana? no me joda y vuelva a su habitación.
Gordon: ¡No! ¡No me lleven! ¡NOOOOO!

Al llegar a la entrada inmediatamente comprendí que esos guardias no nos dejarían pasar, ya tengo experiencia con hombres de negro, así que apenas llegué logré escabullirme por los grandes patios de la mansión-hospital, no sé que habrá pasado con Gordon, pero le estaré eternamente agradecida por haberme traído hasta aquí. Mi delantal blanco era de una fiesta de Halloween, ergo, era un poco más corto y ceñido que el de las demás enfermeras, pero para mi sorpresa me podía confundir perfectamente con ellas y siendo sincera me agradaba la idea de llevar un disfraz. Entré en la recepción y me acerqué a un gran mesón para intentar leer la habitación en la que podía estar Bill, pero antes de que pudiera hacer nada un hombre me detuvo, era uno de los Siquiatras del local, o eso indicaba su nombre en el delantal: Dr Evan Blair. Parecía de aproximadamente unos 32 años, y su porte y su rostro parecían como esculpidos por el propio Zeus, si es que él mismo no lo era.

Dr. Evan: ¿Señorita?
Tú: ¿Sí?
Dr. Evan: ¿Qué busca? No la había visto antes
Tú: sí, es que, hace un rato, sólo llegué hace un rato.-titubea-
Dr. Evan: ahh ¿Trabaja con el doctor Scott?
Tú: Ah! sí, con él, y la verdad soy nueva, y estoy un poco confundida, este lugar es muy grande.
Dr. Evan: Sí, cualquiera se perdería, pero recuerde que los pacientes van por orden alfabético, eso la ayudará mucho, primer piso A, y así sucesivamente, aproximadamente en la letra M cambia de Pabellón.
Tú: ¡Muchas gracias! eso me servirá mucho.
Dr. Evan: Ah, oiga y... su delantal está muy corto.
Tú: Lo siento mucho, es que tampoco nadie me dijo de qué largo era.
Dr. Evan: -se acerca seductoramente y me habla al oído- No se preocupe, me gusta más así, además, seas quién seas me debes un favor, porque aquí no trabaja ningún Dr. Scott, y el uniforme de enfermera lo da el hospital.-pasa su mano delicadamente por mi muslo y luego se aparta- Adiós señorita, espero le vaya muy bien en su primer día en este hospital.

Me dejó helada, no podía ni moverme, ¿qué diablos había hecho? él sabe que soy una infiltrada y aún así me ayudó, sin contar que sin que yo le diera ninguna atribución exclusiva me tocó descaradamente. Pero lo dejé de lado de inmediato, seguramente él sería una de esas personas que sólo vemos una vez en la vida. Calculé más o menos en qué piso deberían encontrarse los pacientes con Apellido K, y luego de interminables momentos logré hallar la pieza de Bill. Cuando abrí la puerta me encontré con una habitación totalmente desordenada, todo lo que podía haberse encontrado en mesas o estantes estaba en el piso, roto o simplemente tirado, era como si un huracán hubiese pasado por el lugar, Bill se encontraba en una cama tendido boca abajo.

Bill: ¡Si es otra maldita enfermera váyase de aquí! ¡Ya no quiero nada! ¡No voy a tomar nada! NO estoy loco, sólo quiero que todos se vayan a la mierda.

Al estar hundido en la cama no pudo verme, sólo sintió a alguien entrar, me dio una punzada en el pecho cuando lo vi así, se notaba que él había tirado todo esto, lleno de ira o de desesperación, me dolió verlo así, me dolió mucho, pero paralelo a ese dolor la imagen de Bill besando a Connie se repetía en mi mente una y otra vez, era una imagen transformadora y sin retorno que me hacía temblar. ¿Bill, tú la besaste? ¿Bill, te acostaste con Connie mientras yo no estaba? quería hacer tantas preguntas pero nada salía de mis labios, sólo pude articular las palabras más simples, y las que menos quería decir.

Tú: Bill, te amo.




jueves, 24 de julio de 2014

#16 Laberinto griego

Una profunda y fuerte punzada recorre mi cabeza desde el lóbulo frontal al occipital, siento los labios secos, mucha sed, y mi cuerpo desprende una sensación de angustia, no soy capaz de enderezarme. ¿Qué pasó conmigo? ¿Cómo llegué a esto? Imágenes de mi pasado inmediato se detienen en mi recuerdo, pero aún así no logro hilar mis ideas y entender. Mientras mis ojos se acostumbran a la luz, me doy cuenta de la suavidad de la cama donde estoy tirado, es una habitación bastante clara, amplia, pero no puedo percibir nada más. Por el cuarto sólo se extiende el color blanco, logro enfocar mi vista en una enfermera a mi lado.

Bill: ¿Donde mierda estoy?
Enfermera: Buenos días señor, será mejor que siga durmiendo, lo único que necesita saber es que este es un lugar de tranquilidad donde deberá permanecer por un tiempo.
Bill: -atontado- ¿Por un tiempo? ¿¡Qué?! ¿de qué habla? ¡Me voy de aquí inmediatamente!
Enfermera: lo siento, pero no puede irse.
Bill: ¿Quién me lo va a impedir? ¿usted? no es por ofenderle, pero soy más fuerte que una mujer.
Enfermera: afuera de la habitación están los guardias que trajo su madre, así que por favor quédese tranquilo.

Me parecía insoportable su falsa amabilidad. Estaba encerrado, mierda, Simone me había encerrado, Simone me había ganado. Recorrí la habitación y entendí donde estaba, era un edificio, lo más probable es que este sea el piso 5 o 6, lo más probable también es que sea un hospital psiquiátrico, por lo cuál tampoco me ayudaría actuar como un psicótico.

Bill: esto debe ser ilegal de alguna manera.
Enfermera: su madre está preocupada por usted, no hay nada malo en eso.
Bill: ¡Soy mayor de edad maldita sea, puedo cuidarme a mí mismo, déjeme salir de aquí!
Enfermera: ella tiene un poder legal, de al menos una semana.
Bill: ¿que qué diablos?

¿Poder legal? ¡yo no entiendo nada de estas cosas! y hasta este día no había probado lo que era la falta de libertad, el estar realmente encerrado entre cuatro paredes, el que alguien te tomara y te diera órdenes "no puedes salir" "nadie puede entrar" no quiero estar más aquí. Esto no es Romeo y Julieta, me voy a volver loco.

Narras tú:

Qué impresionante es cuando quieres a alguien. De un momento a otro todo se resume en estar con esa persona y yo no puedo con esos sentimientos. Llega una chica más alta y ya me siento a un lado, me miro y pienso que quizás soy menos, que quizás ella vale más que yo por el simple hecho de ser más bonita, como si yo no lo fuera, pero sí lo soy, porque tengo ideas, las ideas son hermosas y yo coexisto con  ellas, eso es lo que terminé pensando, quizás suene ridículo, quizás sea la última alternativa ante todo esto, mi última alternativa, pero eso es lo que pienso ahora. Recorrí de nuevo estas calles, y me estoy preguntando porque será que siempre escapo, método perfecto de evasión, como un simulacro de emergencia. Luego de unas horas creí que lo mejor sería volver al hospital, sentía un miedo terrible de toparme de nuevo con estas personas, pero sólo quería volver a ver a Bill, aclarar las cosas y dejarlo, ya no quiero finales a medias ni huidas, aprenderé a decir las cosas a la cara.
Volví al piso donde se suponía se hallaba Tom hospitalizado pero no encontré a nadie, cuando ya estaba a punto de marcharme y darme por vencida, tuve la suerte de encontrarme con Gordon.

Gordon: ¡(tunombre)!
Tú: ¡Señor! que bueno que encuentro a alguien ¿sabe donde está Bill?
Gordon: Oh, dime Gordon por favor, sí, lamentablemente creo que sí sé donde está.
Tú: ¿Lamentablemente?
Gordon: Simone se lo llevó, ¡se lo llevó!
Tú: ¿de qué habla?
Gordon: he estado haciendo llamadas y llamadas, y al fin pude averiguarlo, Simone lo  llevo a un hospital fuera de la ciudad donde tiene médicos amigos, lo encontró borracho en una calle y cree que para que se recupere debe mantenerlo ahí por unos días.
Tú: ¿¡QUE HIZO QUÉ?! ¡está loca! perdón por decirlo, pero maldita sea, ella está loca, ¡no puede llevárselo!
Gordon: lo sé, lo sé, Simone ha llenado su cabeza de ideas extrañas desde que habla con esa tal Sophie, ya no es la misma de antes, y temo que Bill no la perdone jamás.
Tú: Deme la dirección.
Gordon: ¿Para qué? No te dejarán pasar.
Tú: ¡Tengo que ir allá!
Gordon: No me estás escuchando, está lejos, y rodeada de guardias.
Tú: Pues entonces lléveme, a usted lo dejaran pasar y yo necesito ver a Bill.
Gordon: ¿No estabas enojada con él?
Tú: sí, lo nuestro terminó.
Gordon: ¿Entonces?
Tú: terminó pero sólo yo sé que terminó, suena caprichoso, pero esa señora no me impedirá hablar por última vez con él y decirle esto, decirle que lo dejo y que está bien si está con Connie porque ella es más bonita, pero también advertirle que es de lo peor.
Gordon: ¿te das cuanta de lo ilógico que es lo que quieres hacer?
Tú: ¡sí! pero lo necesito, y sé que Bill también, y no puede negar que es más absurdo que él este ahí adentro encerrado!
Gordon: sí, tienes razón, haré algunos llamados, arreglaré algunas cosas y te iré a buscar para que vayamos a ver a Bill.
Tú: Gracias.

Al día siguiente Gordon fue a buscarme a casa y esa misma tarde haríamos el viaje hacia el lugar, realmente no estoy segura de nada, me siento turbada y contrariada, como si fuera la heroína de esta historia, el príncipe que va a rescatar a su princesa para luego decirle: no te quiero ver más. Y es que en la vida real no existen los finales felices, porque de partida, no existen los finales.

lunes, 24 de febrero de 2014

#15 La caída.

Connie: está bien, me daré por vencida, pero sólo déjame hacer algo, una sola cosa y no te molestaré jamás.
Bill: ¿qué?
Connie: -se acerca lentamente mientras habla- déjame besarte, déjame irme con el recuerdo de haber probado tus labios, eso sería suficiente para mí, nada más Bill, nada más...-
Bill:...
Connie: -apunto de llegar a sus labios-
Bill: ¡No! de verdad no...
Connie: -solloza- no me hagas decirlo...
Bill: ¿Decir qué?
Connie: no Bill, es muy duro para mí. Sólo bésame.
Bill: ¡No! ¿qué sucede Connie? me estás asustando.
Connie: ¿de verdad me harás decirlo? ¿No me puedes dar un simple beso, aunque sea por caridad?
Bill: ¿No me dirás?
Connie: ¡Ay, Bill! estoy muy enferma.
Bill: ¿enferma! ¿de qué?
Connie: No quiero decirte, pero es grave, depende de una operación si estaré bien o si pasará algo peor... ¡Por eso te estoy diciendo esto! por eso quiero tu consuelo...

Narra Bill: 

Antes de darme cuenta Connie ya me estaba besando, no fui capaz de alejarla de mí ¿estaba enferma? tenía que creerle, es imposible que alguien sea capaz de mentir con respecto a algo tan delicado, nunca había dado un beso por lástima, pero no sabía que más hacer.
Ahora, recordando esta escena, entiendo por qué insistió tanto. Luego de que la enfermera nos explicara que Tom había despertado y estaba casi en perfecto estado de salud, una fragancia de alegría inundó mis pulmones, alegría que luego se vio truncada por los sucesos siguientes. Cuando (tunombre) se marchó, increpé directamente a Connie.

Bill: ¡Sabías que nos podría ver, por eso insististe tanto en el beso!
Connie: no-no sé de qué hablas.
Bill: ¡DIME LA VERDAD! ¡por la mierda! ¿le dijiste algo?
Simone: ¡Bill por favor! estamos en el hospital.
Bill: ¡NO! ¡eso me da igual! ¿¡Estás enferma siquiera?!-dirigiéndose a Connie-
Simone: ¿enferma, te pasó algo?
Connie: eh-eh
Bill: ¡ES MENTIRA, LO SABÍA! ¿Cómo pude ser tan iluso?
Sophie: ¡hey, no le grites a mi hija!
Bill: ¡Usted cállese señora, ni siquiera sé que carajo tiene que ver en esto!
Sophie: ¡No me hables así!
Simone: ¡Bill! nos vamos inmediatamente de aquí.-tomándolo del brazo-
Bill: No te preocupes, puedo irme por mi cuenta, ya no soy un niño.-se suelta de forma violenta del agarre de su madre y sale del hospital-
Simone: ¡Bill!-lo sigue hasta el estacionamiento- ¡Bill!
Bill: ¡Déjeme en paz señora, no quiero escucharla, iré a buscar a (tunombre) para terminar todo este circo!
Simone: ¡Bill! no me hables así, soy tu madre.
Bill: ¿ah sí? ¡MI MADRE! pues no se está comportando como una. ¿Y sabe qué? Quiero a ese par de perras lejos de Tom, ahora mismo, JURO que si las encuentro ahí cuando vuelva no me haré responsable de mis actos.
Simone: ¡No te reconozco Bill!
Bill: ¡Que lástima! pero aunque no lo crea soy yo, el Bill de siempre, porque la que ha cambiado eres tú Simone, no eres ni la sombra de lo que era mi madre.

Saqué el auto y me fui de ahí, Simone lloraba, cuando el que debería llorar soy yo. No podía calmarme, la furia me inundaba, Connie podía irse a la misma mierda, ¡No volvería a creer jamás en nadie! No aguantaría más persuasión, mis sentimientos sólo yo podía entenderlos, sólo yo podía descifrarlos, y en este momento todo lo que me indicaban era una fatiga que sólo podría calmarse cuando volviera a ver a (tunombre). La busqué por horas, 4 horas interminables. Es de noche ¿a donde podría haber ido? Me estaciono en un supermercado y comienzo a caminar, a un par de cuadras un bar llama mi atención, entraré por una bebida, estoy sediento y cansado. De un momento a otro la bebida se transforma en vodka, me siento un poco más despierto, mi mente no deja de trazar caminos entre todos los hechos, odio a Connie, odio a Sophie, quizás hasta odio a mi madre... -dame otro vaso amigo.- Y otro, y otro. Si sólo pudiera estar en otro lugar, si tan sólo Tom no estuviera en ese puto hospital, y (tunombre) estuviera a mi lado. El alcohol pasa rápido cuando ya has tomado lo suficiente como para el mareo, estoy desorientado, en la calle, quiero llegar al auto. Lo intento, intento concentrarme, cuando de pronto sucede algo...

Simone: Bill... lo siento, tengo que hacer esto, estos hombres te ayudarán.

Siento como de repente dos gorilas, una a cada lado, me toman de los brazos y me levantan. No puedo defenderme, el vodka pesa en mi cuerpo, me voy hacia los lados, no puedo mantenerme de pie. ¡Mierda! ¿Donde me llevas Simone? ¿qué diablos está pasando? empujo con todas mis fuerzas pero soy como una lagartija, y estoy cayendo, mientras sigo pensando, caigo...





Hola! soy yo de nuevo, he estado escribiendo mucho y ¡Me encanta! gracias por seguir leyendo, ¡hacen que este pequeño hobbie cobre tanta fuerza! Hasta creo que me he vuelto a enamorar tan perdidamente de Bill como cuando tenía 14 años jiji, Las quiero mucho, besitos.

viernes, 21 de febrero de 2014

#14 Mente transtornada

Untitled



Narras tú:

Me duele el cuello, en consecuencia despierto sola en un sillón del hospital, a mi alrededor otras personas están sentadas en posiciones terribles, algunos llorando, otros rezando. ¿Cómo llegamos a esto? de alguna manera estoy aquí, no sé donde está Bill, y siento un vacío tan grande, me falta voluntad para estar de pie en un momento como este, pero tengo que ser fuerte para apoyarlo. Intenté relajar mi espalda y me dispuse a buscar algo de agua. Los pasillos estaban o desiertos o llenos de enfermeras que corrían de un lado a otro, busqué alguna maquinita de agua por muchos lugares, cuando la encontré, para mi mal gusto, no estaba en el lugar adecuado.

No entiendo que pasa, intento deducir alguna respuesta lógica en mi cabeza, lo intento rápido, con todas mis fuerzas, pero no sé, no sé que puede pasar. En una de las paredes Connie le está comiendo la boca a Bill. ¿Debería entenderlo? Tom está en coma, pero eso no significa que esté sucediendo esto.
Escucho tras de mí una enfermera gritando, me escondo en el pasillo continúo, Bill corre para saber que quiere la mujer, no me ve, no logra verme y quizás no lo hará jamás. Ya se ha alejado, quizás algo le pasó a Tom y por eso lo llaman con tanta urgencia, cuando soy capaz de salir de mi escondite me encuentro cara a cara con Connie.

Connie: Perdón.
Tú: Me viste...
Connie: Sí, por eso te pido perdón, te juro que no fue mi intención.
Tú: ¿ A caso fue la intención de Bill?
Connie: Sí, pero reitero mis disculpas, estas cosas son inevitables, entre Bill y yo existe algo que nos impulsa, que nos lleva a esto, aunque no queramos.
Tú: Eres una perra mentirosa, no te creo una puta palabra.
Connie: ¿Viste a Bill resistirse? ¿Lo viste jalándome lejos mientras lo besaba?
Tú:...
Connie: ¿No, verdad?

Se había formado dentro de mi una maraña de ideas, estaba completamente confusa, sentía mi rostro arder, los ojos se nublaban.

Tú: Sigo sin creerte ¿sabes por qué? porque entre tú y yo hay una diferencia muy grande. Bill está enamorado de mí, y créeme que no llegó a ese sentimiento porque yo tuviera más trasero que cerebro.
Connie: ¿Me insultas por ser modelo? ¿A caso no te gusta verte bonita también?
Tú: sí, puede ser, como a todo el mundo, pero no hago de eso lo más importante. Por eso creo que el amor de Bill es sincero, igual que el mío.
Connie: Wow, me gusta tu confianza, pero a la vez me das pena, desde la primera vez que te vi me diste pena, Bill te presentó como "Su pareja" qué irónico, cuando un día antes se acostó conmigo, por eso no quería contestar tus llamadas, por eso te evitaba, por eso tuviste que llegar a Alemania para que te prestara atención.

En ese exacto momento mi termómetro se rompió, lancé mi mano contra ella y la golpeé en el rostro. ¿Se lo merecía, no?

Tú: Deja de mentir, es insoportable lo poco que vales.
Connie: ¡Maldita! ¡No me vuelvas a tocar en tu vida! Todos se enterarán de esto, haré que lo pagues ¡a mí nadie me toca!

Después de la discusión, Connie salió corriendo, yo no podía dar un paso, me mantuve apoyada en la pared por un tiempo, cuando regresé hacia donde estaban todos Connie estaba llorando mientras abrazaba a Sophie, y muchas miradas asesinas se posaron en mí.

Bill: ¡(tunombre)! ¿por qué golpeaste a Connie?

Ese "golpear" sonaba a que le hubiera dado una paliza, lo único que hice fue abofetearla, hubiera querido hacer mucho más, pero me parece una falta de respeto hacia todas las personas que están con el alma en un hilo esperando por resultados médicos.

Tú: eso no importa ¿cómo está Tom?
Bill: Despertó, está todo bien.
Tú: ¡Qué alegría!
Simone: Bill ¡Saca a esta niñita de aquí! ¿No ves que Connie se pone peor?
Gordon: Calma Simone, aún no hemos escuchado la versión de (tunombre).
Sophie: ¡No hay nada que escuchar! ¡Infeliz, te juro que si vuelves a tocar a mi hija, te llegará una demanda!

Ah... no... ¡Quería encontrar las palabras para alegar mi defensa, pero no podía! no lograba articular una explicación lógica, y luego... ¿Por qué lloraba? quizás mi cabeza ya había terminado su trabajo el día de hoy, y mi mente se había ido dejándome toda confundida, toda extrañada. ¿Bill se había acostado con ella? ¿por qué la besaba? ¿Por qué MIERDA la besó? pensamientos como esos iban y venían y el huracán llegaría a mi voz.

Tú: ¿Por qué la besaste?-dije con un hilo de voz-

El color de Bill comenzó a abandonar su cuerpo luego de oír mi pregunta, y fue en ese mismo momento cuando entendí que el beso había sido por su voluntad, nadie lo había obligado. Me sentí humillada, y me vi de nuevo en una ciudad extraña, sin tener a donde ir, sin tener a quién amar.




Hola de nuevo! este capítulo es cortito, pero quería subir lo que tenía, me tiene muy triste la historia, odio a Connie ): pero ya verán! las cosas darán grandes vueltas. El que ríe al último, ríe mejor wuajajaja, besitos!

domingo, 16 de febrero de 2014

#13 Confesión.

La vida nos ha roto huesos a todos, a algunos nos ataca con más precisión pero a todos nos da golpes igual  como da caricias.

Narra Bill:
Tengo un montón de años y aún no he madurado un poco, acabo de percibirlo, acabo de encontrar en mí los defectos que en otro tiempo tanto me costaba ver. Y es casi instantáneo como se nos va la seguridad de las manos.

Tú: Bill, hazle caso, tienes que apagar el celular. Entiendo que estés preocupado pero
Bill:-interrumpe- ¡NO, NO ENTIENDES! maldita sea, déjeme ocupar el celular señorita.
X: Realmente no puedo, es parte del reglamento.
Bill: -furioso- esta bien, está bien, lo apagaré.
X: gracias.-se retira-
Tú: Sabes que en los aviones se prohíben los celulares, lo sabes bien.-molesta-
Bill: Mira, te voy a aclarar algo, te agradezco mucho que estés viajando conmigo luego de saber que le sucedió algo a Tom, pero por favor, ten ciertos límites.
Tú: ¿Límites? ¿de qué rayos me hablas? mejor dejemoslo así, sólo apágalo.

Estamos viajando rumbo a L.A, cuando supe que le había sucedido algo a Tom tuve que viajar de inmediato, (tunombre) decidió acompañarme, accedí. La necesitaba aquí, la amo como si no pudiera hacer nada más, pero los nervios me tienen destrozado, es como si mi cuerpo se hubiera separado en dos, una parte de él quiere agradecer, quiere tener esperanzas, pero la otra está doblegada, hambrienta de noticias, y no es capaz se pensar bien. Necesito tranquilizarme pero no puedo, ser hermano no va sólo en la sangre o en la madre, es intangible, yo si pierdo al mío no podría recuperarme, no podría respirar en el mundo de una forma tan inhóspita.

Tras horas de avión llegamos a nuestro destino, ahora me sentía cabizbajo, con la mirada le pedí perdón a (tunombre) y ella de la mano me llevo dentro del hospital.

Simone: ¡Bill! ¡Bill, gracias a Dios estás aquí!
Bill: ¡Mamá!-la abraza- ¿Cómo está Tom?
Simone: ay Bill.
Bill: ¿ay, qué? dime, ¿cómo está?
Simone: no, no nos han explicado mucho, no entiendo casi nada! ay dios, Gordon entiende más dile a él que te explique, yo ya no puedo con mis nervios.
Bill: Gordon, que pasó¡?
Gordon: Tom tiene un "tec cerrado", daño físico en el encéfalo, lo han puesto en un coma inducido hasta que su cerebro se "deshinche" esa fue la explicación, claro, el médico trató de hacerla lo más simple, dice que es leve, por lo cuál hay esperanzas de que despierte sin ninguna consecuencia. Eso es lo más grave, lo demás sólo fue un brazo lastimado.
Bill: ¡Ay Tom, maldita sea! ¿Estaba ebrio? ¡dime! ¿estaba ebrio? porque lo mato, apenas despierte lo mato.
Gordon: calma Bill, calma, tenemos que tener todo nuestro poder en que despertará bien.
Bill: está bien, em, (tunombre) me acompañó.
Tú: hola, lamento mucho lo que pasó.
Gordon: Hola, ¿quién es? no la conocía.
Bill: ella es mi novia.
Gordon: ¡Así que ella es de la que tanto hablas! un gusto conocerte.
Tú: igualmente.
Gordon: que pena que sea en un momento como este. Ella es mi pareja, Simone.
Tú: sí, ya nos conocíamos.

Gordon conoció a (tunombre) he inmediatamente se interesó por ella, comenzó a hacerle preguntas y yo aproveché el momento para hablar a solas con mamá, necesitaba saber como se encontraba.

Bill: ma, ¿estás bien? si estás muy cansada puedes irte esta noche, yo me quedaré todo el tiempo que sea necesario si pasa alguna cosa.
Simone: no, no, no te preocupes, no puedo despegar un pie de aquí. ¿Sabes? cuando le pasó esto a Tom pensé mucho en ti, en donde estarías, en si habías sentido que a Tom le pasaba algo, si sabías que estaba sufriendo tanto como debe haber sufrido. Pero por lo que veo no pasó nada.
Bill: ¿A qué va eso mamá?
Simone: Bill... ¿No crees que debes volver a casa? por lo menos por un tiempo, dejar de viajar, de salir cuando se te antoje, deberías sentar cabeza.
Bill: ¿esto es por que viajé a Barcelona?
Simone: Bill, sólo te digo que tienes la edad suficiente como para empezar a sentar cabeza y entender lo que haces con tu vida, o después no te vas a dar ni cuenta y vas a llegar a los 30 sin saber que hacer, cómo actuar. No puedes ir de país en país por un capricho.
Bill: (tunombre) no es un capricho, nunca lo ha sido. Y creo que no es el momento para esta conversación.
Simone: ¡No! sí lo es, porque me he pasado la vida dejándote hacer lo que tú haz querido y ahora eso me resulta muy mal. ¡Si hubieras estado aquí con tu hermano quizás esto no habría pasado esto!
Bill: No puedo creer que me estés echando la culpa a mí mamá.
Simone: ¡No te estoy echando la culpa! pero piénsalo, podría haber sido distinto.
Bill: ¡No! tú estás distinta, tú estás extraña desde que empezaste a ver a esa bru... hablando del rey de Roma.
-Sophie y Connie se acercan raudas hacia ellos-

Sophie: ¡Simone querida! apenas nos enteramos vinimos ¿estás bien, necesitas algo?
Connie: si tía, tiene todo nuestro apoyo, cualquier cosa que necesite sólo díganos.
Sophie: ¡Hola Bill! qué pena lo que ha sucedido, estamos muy tristes, que bueno que has vuelto, Connie te extrañó mucho.
Connie:-sonrojada- sí, que...bueno que estás devuelta.
Bill: Hola.-frío-

Quería patear el suelo, no quería ver a ninguna de ellas dos. Volví y esperé en los sillones junto a (tunombre) los hospitales son el lugar más deprimente. Ella no resistió, luego de unas horas se durmió enroscada como un gato, era ya de noche, yo no dormiría, no podía. En ese momento Connie se acercó a mí y muy despacio me preguntó si podía acompañarla.

Connie: ¿Estás mejor?
Bill: realmente no importa como esté yo, el que importa es Tom.
Connie: Es cierto, es más importante, pero a mí también me importas tú, te ves cansado.
Bill: es mejor que no te preocupes por mí.
Connie: me gusta hacerlo.
Bill: haz lo que quieras.

Me sentía culpable por ser tan cortante y antipático cuando ella se estaba comportando totalmente distinta a la mujer inmadura que suele ser, pero estaba cansado, no necesitaba su lástima.

Connie: Bill, sé que tú me detestas, y lo acepto.
Bill: no te detesto.
Connie: pero eso parece.
Bill: no, no, es que, no es un buen momento para mi, por eso estoy de mal humor.
Connie: Entiendo, pero como decía, sé que no te gusto, aún así quería decirte que tú si me gustas, y mucho.
Bill: ah...
Connie: sé que estás con esa chica, y debe ser porque de verdad la quieres, tú no le harías algo malo. Pero también quiero que me des aunque sea el derecho de mirarme.
Bill: ¿perdón? no te entiendo.
Connie: ¡Mírame Bill! sólo mírame, déjame acercarme, déjame mostrarte quién soy en realidad, estoy segura que te gustaría como tú me gustas a mí.
Bill: no puedo hacer eso, sería injusto, yo ya estoy con (tunombre) no quiero mirar a nadie más que a ella.
Connie:-completamente triste- ¿estás seguro?
Bill: seguro.
Connie: o sea, ¿no hay nada...-con un hilo de voz- que yo pueda hacer?
Bill: nada...
Connie: no puedes ser tan cruel, te he querido en silencio por demasiado tiempo.
Bill: lo siento...
Connie: está bien, me daré por vencida, pero sólo déjame hacer algo, una sola cosa y no te molestaré jamás.
Bill: ¿qué?
Connie: -se acerca lentamente mientras habla- déjame besarte, déjame irme con el recuerdo de haber probado tus labios, eso sería suficiente para mí, nada más Bill, nada más...-
Bill:...





Hola! les traigo un nuevo capítulo, ojalá les guste, gracias a las que siguen leyendo, me encantan sus comentarios ññññ espero estén todas muy muy bien♥

jueves, 9 de enero de 2014

#12 Lo habitual.

Tú: Bill, aléjate.
Bill: no estoy haciendo nada malo.
Tú: ya hablamos de esto...
Bill: pero no te creo ni una palabra.-afirma el rostro de ella en su mano y tímido comienza a besar su mejilla, acercándose sagaz a los labios, a esos labios tan irremediablemente dulces...

Tú: ¿Por qué te alejas justo ahora?
Bill: -apoyando su frente en tu frente- Porque creo que me odias.
Tú: no-susurras- estoy cansada de hacer como si no sintiera nada. 
Bill: -mira atentamente los dos ojos que tiene enfrente- ¿entonces?
Tú: entonces puedes besar...me.

Bill tomó mis labios como si fueran suyos, y me besó pausado, tranquilo, casi como si fuera lo más natural y habitual, como si estuviéramos hechos para besarnos y la lluvia estuviera distante, no nos tocara, como si el calor de ambos nos emancipara del clima, del mundo, y de esta mierda que nos ahoga. 
Nos hicimos a un lado y apoyé mi cuerpo lentamente en una pared, ya no sabía donde estábamos, pero parecía un lugar oscuro y solitario.

Tú: Bill.. ¿dónde estamos? 
Bill: no lo sé.

Ahora con mi cuerpo toco una escalera en la que lentamente voy agazapándome, y topo con el escalón, me siento, me estiro. La escalera es incómoda, el lugar es incómodo. Y me siento morir, porque él está acariciando mi rostro, y luego me vuelve a besar, ahora ávido, deseando vehemente todo lo que se puede desear, sus mejillas están rojas, pienso que yo también debo verme así, asediada por el calor (aunque esté lloviendo) mojada más por él que por la lluvia.

Bill: Si no paramos ahora, no creo poder controlarme.-decía con un hilo de voz, mientras me miraba fijo- 

Recuerdo que en ese momento sus pupilas se estrellaron en mis nervios, e imaginé a Bill como un demonio, una imagen infernal pero familiar me traspasó la mente, lo pensé poderoso, me vi subyugada a sus miradas, y el sentimiento de amar agitado, amar jadeante, sin pausas, sin respiro, el sentimiento de hacer el amor con él en cualquier lugar, cualquier día, -y si a caso no es amor que sólo sea sexo- me llenó y me vació en tan pocos segundos que me creí muerta de nuevo. 

Tú: -apartándolo- eres como mi demonio personal.
Bill: me gusta más eso de superhéroe que demonio.
Tú: no, porque no siempre me has hecho bien. 
Bill: -baja la vista- es que no puedo...
Tú: no puedes. Por eso si te vas no te buscaré más. La vida de una mujer no comienza cuando encuentra al "hombre de su vida" cosa que de por sí no existe, su vida empieza cuando a ella se le antoja, o por lo menos la mía, por eso si te vas también voy a vivir. Pero aunque sea por hoy, no lo hagas, llévame a casa, y quédate conmigo.-lo envuelve en un abrazo- 

Sucedió luego que entre tanto caminar, la lluvia, y el pesado día que ambos tuvimos, caímos rendidos en el sofá mientras veíamos los programas de la noche después de haber comido pastel. La siguiente semana fue un respiro, fuimos al cine, a parques, saqué fotos, hablamos muchas horas, nos amamos aún más, podría vivir inmensa en esta atmósfera para siempre.

Pero las pruebas del colegio o la universidad no eran nada frente a las que vivimos ahora, pruebas de verdad, que realmente vale la pena superarlas, no se aprende aquí ciencia o matemática, se aprende a mantenerse en pie cuando las piernas ya han perdido toda la firmeza. Una llamada a las 4 de la mañana le informó a Bill que Tom había chocado su auto en la intersección de las calles adyacentes a un club de los que él frecuentaba, su auto se hizo pedazos, y parece que él también.







{No quiero dejar esta historia, les juro que no quiero, quiero terminarla como ustedes merecen que la termine, pero han sido demasiados contratiempos que ya no puedo prometer nada, pero cuando leo los comentarios me empieza como a vibrar el corazoncito, les juro que la terminaré, y que valdrá la pena, no sé si aún leen este blog, pero si aún lo hacen ¡Muchas gracias! ¡Muchisisísimas gracias!}

sábado, 27 de julio de 2013

#11 Superhero

Narra Bill:

Me siento tremendamente vacío, como si Santa Claus me hubiera abierto un agujero tremendo  en la mitad del cuerpo, a la altura del ombligo, y taladre, y saque tierra, más tierra, me saque las entrañas. Deben creerme, es la peor sensación, cuando se tiene algo dentro-sea bueno o malo- algo se puede hacer, pero en mi caso, está todo perdido. Suena fatalista pero así me siento. Pero ya saben que la suerte a veces vuelve a vencer, y con todo el placer que podría experimentar encontré la mejor excusa para volver a hablarle, en la mesa, junto al arreglo floral, estaba su billetera. Salí raudo de mi pieza en el hotel y seguí en mi auto en la dirección que (tunombre) había tomado. Cuando la encontré, estaba en posición de ataque.

Bill: ¿(Tunombre)? ¿qué pasa?
Tú: ¿Bill? ¿qué estás haciendo aquí?
Matías: ¡Lo que faltaba!-se levanta ferozmente y le da un golpe en la cara a Bill-
Tú: ¡Mierda, mierda! ¡¿Qué hiciste imbécil?!
Matías: ¡YA QUE NO TE PUEDO PEGAR A TI LE PEGARÉ A ÉL!
Bill: -afirmándose el rostro y hablando de forma calmada- ¿Y a ti quién te dijo que podías hacer algo así sin salir lastimado?
Matías: ¿qué pasa? ¿El maricón cree que puede hacerme algo?
Bill: -intenta golpear a Matías pero su puntería falla-
Matías: ¡JAJAJA! ¿es broma verdad?
Bill: ¡ash!- lanza otro golpe y esta vez si le da a Matías en el rostro-

Comencé a golpear al tal Matías, me sentía fuerte, poderoso, parece que nadie le había advertido que yo había cambiado, que el gimnasio me había hecho más fuerte, y que no iba a dejar que nadie me volviera a molestar, paré de inmediato cuando sentí los pequeños brazos de (tunombre)  deteniéndome.

Bill: Ah, lo siento.
Tú: ¡Para ya!
Bill: -sonríe- se te quedó la billetera en mi pieza.
Tú: ¿te sientes bien? tienes la mejilla un poco roja.
Bill: completamente bien.-animado- ¡jamás pensé que podría salir victorioso de una pelea! es como algo tan sorprendente ¡JAJAJA! soy invencible.
Tú: -te sientas en el piso- ¡AY! ahora Ale me odiará aún más.
Bill: ¿por qué? ¿que pasa?
Tú: este idiota, está pololeando, supuestamente, con Ale, mi mejor... mi ash, con Ale, mi amiga. Es una historia muy larga...
Matías: -moviéndose en el piso- ay...
Tú: ¡ Vayámonos de aquí antes que despierte!
Bill: ¡Pero si no le tengo miedo!
Tú: ¡que nos vamos!
-se alejan caminando rápido-
Bill: ¿Lo arruiné?
Tú: no, no te preocupes.
Bill: ¿él te hizo algo?
Tú: sólo, no sé, dijo cosas ridículas, que me quería a mí y no a Ale ¡Yo jamás quise esto!
Bill: calma, calma. ¿Que vas a hacer ahora? Deberías contratarme como tu superhéroe oficial.
Tú: creo que tengo que hablar con Ale...
Bill: ¡sí! es lo mejor, vamos, confía en ti, y ella tiene que confiar en ti, porque así tienen que ser las amistades, ¿sabes?  nunca he dado un consejo real en mi vida, no son bueno en esto, ¡pero tienes mi apoyo!
Tú: Bill, puedes irte, gracias por todo, pero no es necesario que me acompañes.
Bill: ¡Claro que no! yo me iré inmediatamente y  volveré a buscarte a eso de las 8 de la noche, en la plaza de más allá, ¡te espero!
Tú: ¿qué? no, ¿por qué? no tenemos nada que hablar ni nada que...
Bill: -interrumpe- ¡te esperaré, aunque se este acabando el mundo! me debes una después de todo-alejándose-
Tú: ¡No! ¡Bill escúchame, no te vayas!
Bill: ¡TE ESPEEERO!

Narras tú:

No sé que quiere Bill, la conversación de la mañana ya había sido lo bastante cruda como para decir u oír más. Aparte la última escena me había dejado helada, Matías... fue terrible, ahora estoy caminando hacia el departamento de Ale, necesito volver a habla con ella, contarle lo que pasó, pedirle disculpas, o quizás reprocharle su actuar, ya no sé que pensar con respecto al caso, y es ahí, cuando el tema se gasta cuando es mejor dejarlo ir, mi tema con Bill también está gastado, y no sé si sirve seguir.

Ale: (tunombre)... ¿qué haces aquí?-dice pensativa-
Tú: Ale, pasaron muchas cosas, sé que no quieres verme, ni hablarme pero, esto ya pasó ciertos límites.-hablaba frenética, el nerviosismo se le notaba en cada gesto y expresión-
Ale: te ves rara ¿estás bien? sólo dime que pasó.
Tú: me encontré con Matías.-hablaba cortado para comprobando primero la expresión de su interlocutora-
Ale: ...Yo, definitivamente, no quiero hablar de este tema, por favor, déjalo así.
Tú: no, es que ahora tienes que escucharme. El me atacó, tú no puedes seguir con él de ninguna forma...
Ale: ¡ay no empieces por favor!-intenta calmarse- siempre vienes con lo mismo, que termine con él, que lo deje, no sé por qué estás tan obstinada en eso.
Tú: ¡POR QUE LO VI ENGAÑÁNDOTE  no entiendo porqué no me crees, nunca he sido tan mala como para que llegues a pensar que quiero dañarte de esta manera, Ale, él me atacó, dijo cosas horribles, tuvo que llegar Bill y ayudarme, o sino no sé que habría hecho.
Ale: ¡BILL? ahora Bill, no puedo creerlo, si volviste con él déjanos a nosotros tranquilos, (tunombre) yo te quiero mucho, pero si te sigues empeñando en esto, es imposible que no me altere.
Tú: ¡no he vuelto con Bill! ¡y si hubiera ocurrido, no tiene nada que ver! Estoy intentando de una maldita forma ayudarte.-perdiendo la paciencia- pero.. ¿QUÉ MIERDA FUE LO QUE TE HIZO PARA QUE LO DEFIENDAS DE ESTA FORMA? y para que dejaras de confiar de pronto en mí, sé que puedo ser tonta, egocéntrica, todo lo que tu quieras Ale, pero nunca te mentía, hasta ahora nunca te he mentido, y si la amistad no se trata de eso, de sinceridad, entonces no sé de qué trata, cada guiño, cada momento, cada triunfo lo pasamos juntas desde que llegué a esta ciudad, y ahora soy una puta cualquier porque Matías lo dice-comienza a llorar acaloradamente-
Ale: -se sienta lentamente en el sofá, inexpresiva, silenciosa- Yo... yo ya lo sabía.
Tú: -entre sollozos- ¿sabías qué?
Ale: yo... ya sabía que Matías me engañaba.
Tú: ¿¡Qué!?- sorprendida, intenta calmar la respiración-
Ale: eso, que yo ya lo sabía. Lo supe hace tiempo, le tiré unas cuantas cosas por la cabeza. Intenté alejarlo, olvidarle, empezar de nuevo, pero a diferencia de ti, yo soy débil, más débil de lo que te podrías imaginar, y él prometió dejarlo, me prometió que me quería, y yo traté de auto-convencerme, aunque la verdad era que sólo le interesaba tener una pareja permanente que lo soportara y con la que pudiera acostarse cuando quisiera.
Tú: pero Ale...
Ale: no puedes pedirme que no me sienta humillada, por eso no quería decírtelo, por eso quería hacerme la tonta. Pero la verdad es que no debía, te hice pasar malos ratos, no debía, yo simplemente no debía.-comienza a llorar- fui estúpida y créeme que me arrepiento.

Tomé mis cosas y me fui. Me sentía dolida, mirada en menos, sentía que Ale me había tomado por tan poco que creía una humillación contarme lo que le sucedía. Me fui a mi casa pensando en todo esto y en lo que haría después.
Cuando crecí me di cuenta que perdonar nunca ha sido fácil, y por eso mismo tenía claro que nuestra amistad nunca iba a volver a ser lo que fue, y que teníamos que aceptarlo y que tenía que tomarlo con madurez, después de todo sabía que algún día tendría que volver a mi país y Ale se quedaría acá, era mejor guardar un buen recuerdo.
Llegué  a mi departamento y me senté un momento, agotada, tenía tanto en que pensar que al final bloqueé todo y sólo estuve así, sentada, inmóvil, mirando algo que no miraba en realidad. Se me pasaron las horas y cuando al fin me puse de pie, dispuesta a servirme un poco de té, siento pesados golpes, alguien estaba tocando mi puerta y se sentía enfadado. ¡Matías!-pensé e inquieta abrí la puerta. Y frente mío descubrí a un mojado Bill... debe estar lloviendo afuera.

Bill: ¡Qué se supone que haces aquí!
Tú: ¿no debería preguntar yo eso?-confundida-
Bill: ¡Esta es la última que me haces! agarra tu paraguas y sal inmediatamente.-dictó-

Ahí recién recordé que me había pedido ir a la plaza a las 8 ¿qué horas eran? 9:30 de la noche.

Tú: ¡Ah! ya, recordé, lo siento, ¿te mojaste?
Bill: ¿Que si me mojé? ¡Te esperé casi dos horas!
Tú: -reíste bajito- Te juro que lo olvidé, espérame un segundo.

Tomé una chaqueta, bufanda, paraguas y me dispuse a acompañarlo, mi sonrisa había ablandado su rostro furibundo, y su presencia había endulzado mi ahogo. Me sentía feliz, si acaso la felicidad se puede comprender, personalmente la entendería como esos pequeños cambios que te sacan del abandono espiritual. Pero no podía cerrar los ojos y sentirme libre, tenía que mantener la distancia, ya habíamos discutido esto, no podía bajar la guardia.

Tú: ¿estás enojado aún?
Bill: ¡sí!-caminaba mucho más rápido-
Tú: pero, camina más lento, si no vas bajo el paraguas te mojarás.
Bill: ¡Ya me mojé entero!
Tú: ¡No es mi culpa! ¿quién espera una hora bajo la lluvia? ¿por qué no te fuiste?
Bill: -se gira- ¡por que te amo!
Tú: porque te amo, porque te amo-imita su voz- ¡repites eso cada vez que puedes! ¡deja de decirlo!
Bill: ¡si no lo dijera no lo sabrías!
Tú: ¡Si lo sabría!
Bill:-se acerca- ¿Entonces por qué me haces esto?
Tú: ¿te hago qué? ¡Tú me querías ver!
Bill: ¡porque tengo tu billetera!
Tú: ¡pero si yo no tengo billetera!
Bill: -con una mirada perdida, saca una billetera de su bolsillo- ¿No es tuya?
Tú: -la mira- no.
Bill: ¡Pero es de mujer!
Tú: ¡Pero no es mía!
Bill: -pensativo- puede que...
Tú: quizás con cuantas te has acostado, debe ser de una de ellas.-indiferente-
Bill: tal vez la rusa...
Tú: -lo empujas- idiota, no me vengas a traer cosas que son de cualquiera.
Bill: -sonríe, mientras la mira atentamente- ¡JAJA! ¿Estás celosa verdad?
Tú: ¿Qué? acá se acaba la conversación, me voy a mi casa.
Bill: No, no.-te toma de la mano y sonríe- si sólo era una broma.
Tú: no te rías tarado.
Bill: es que me hiciste feliz.
Tú: ¿por qué?
Bill: por los celos.
Tú: claro, mira que celosa estoy.-irónica-
Bill: - acaricia tu dedos y acerca su nariz a tu nariz- si lo estás, pero si quieres quedar bien, haré como que no lo estás.
Tú: Bill, aléjate.
Bill: no estoy haciendo nada malo.
Tú: ya hablamos de esto...
Bill: pero no te creo ni una palabra.-afirma el rostro de ella en su mano y tímido comienza a besar su mejilla, acercándose sagaz a los labios, a esos labios tan irremediablemente dulces...