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miércoles, 19 de septiembre de 2012

# 5 Conejito.



Bill: ¡Mamá!
Simone: ¿qué?
Tú: todo está bien, yo me tengo que ir.
Bill: ¡No! No te vas de aquí, menos si estás enferma.
Tú: Les digo que no estoy enferma, me siento bien.
Tom: está mintiendo, hace un rato me dijo que le dolía la cabeza.
Bill: ¿te duele la cabeza?
Tú: que no.
Simone: si se quiere ir, deja que se vaya.
Bill: mamá cállate.
Tom: La llevaré a tu pieza Bill.
Bill: sí.
Tom: -te toma en brazos y te carga hacia arriba-
Tú: Tooooooooooom no, estoy bien.
Tom: ¡No te muevas!
Tú: no seas bruto y bájame.

Tom me llevó hasta la pieza de Bill y me dejó ahí, estaba roja,  muerta de vergüenza, de terror. No quiero estar en esta casa, no es lugar para mí, uno está bien donde es bien recibida, donde la gente te quiere, sin importar si la casa es de madera, pequeña o fría, son las personas las que importan, además no quiero generar conflictos entre Bill y Simone, y menos quiero caerle bien  a ella, no me despierto todos los días para agradarle a la gente.

Tom bajó luego de dejarme ahí. Me recosté en la cama hasta que en unos minutos llegó Bill.
Bill: Ya encontré algo, mira, tómate esto.-te extiende un vaso-
Tú: ¿qué es?
Bill: no sé, una limonada o algo así, nuestra ama de llaves siempre lo hace cuando estamos resfriados y luego nos mejoramos.
Tú: está bien.-bebes un trago- ¡Puaj! Es asqueroso
Bill: si sé, yo nunca me lo tomaba, pero Tom si, y se mejoraba mucho más rápido. Ahora quédate aquí y descansa, tengo que bajar a ver unos detalles sobre mi auto, y ver si lo puedo arreglar, no quiero cambiarlo, lo amo mucho T-T
Tú: ya, anda.

Él se fue y me quedé sola, apague la luz y  prendí una pequeña lámpara que se encontraba en un velador al lado izquierdo de la cama. No podía dormir por el dolor de cabeza y desde la almohada en la que se encontraba mi cabeza me puse a mirar la habitación ¡Qué desorden! Había cuadros, discos, hasta ropa en el suelo, me acordé de mi propia pieza, que tampoco es muy diferente. Cuando empezaba a cerrar los ojos escuché voces y me esforcé en entender lo que decían, era Tom hablando con Simone, habían cosas que no alcanzaba a entender, Tom hablaba mucho más despacio que ella, pero oí algo como…

Tom: ¡Déjalo tranquilo!
Simone: ¿Tranquilo? Te das cuenta como esto ha dado un giro tremendo…
Tom: sí, y está bien así, él está feliz.
Simone: ¡Pero sólo ahora! ¿Qué va a pasar después? ¿Quién lo va a recoger?....
Tom: no…
Simone: ¡Tú no lo harás, tú no lo ayudaras! … Sabes que las cosas no son fáciles, que por mucho que ahora esté embobado después se va a dar cuenta que ella es distinta a él, que esos tipos de amores sólo ocurren en…

Están hablando de Bill, y están hablando de mí, ¿cómo podría no entenderlo? Empecé a temblar. Bill demoró casi dos horas en subir, dos horas en las que no pude dormir.

Bill: ¿estás durmiendo?-susurró-
Tú: -te moviste un poco-
Bill: -se pone su ropa de dormir y entra a la cama- ¿Estás mejor?
Tú: no lo sé, no he podido dormir.-decías con un hilo de voz-
Bill: -toca tu frente con su mano y luego te abraza – ya se te pasará, y si no puedes dormir te cantaré algo.
Tú: No, no cantes-sonríe- oye…
Bill: ¿sí?
Tú: ¿puedo pedirte que me prometas algo? Digo, no creo mucho en las promesas pero aún así…
Bill: dime
Tú: podemos terminar esta relación por muchos factores, pero prométeme que ese fin no será sin que uno de los dos lo quiera.
Bill: ah…-sorprendido- ¿Por qué lo dices?
Tú: porque creo que no nacimos para estar juntos, y aunque eso a mí no me importa en absoluto, habrán muchas personas a las que sí, por eso quiero que si esto se acaba, no sea por un factor ajeno, sea por nuestra decisión.
Bill: -sonríe- estás enferma y te pones a pensar esas cosas…
Tú: ¡No estoy enferma!
Bill: bueno, te lo prometo.
Tú: gracias.

Titubeó,  no me respondió inmediatamente. ¿Tengo que detenerme y pensar que eso significa algo? ¿Está seguro de lo que dice? Las promesas no sirven para nada más que para sacarlas en cara cuando se vuelve a hacer lo que se prometió que no se haría. Pero por esa noche no pensé más y me dormí, al otro día me desperté tarde y Bill ya no estaba, en la casa reinaba un silencio absoluto que me asustó, ¿Qué hago aquí sola? E inesperadamente me topé con Simone, para mi mala suerte, estaba entrando a la pieza preguntando por Bill, y sólo me encontró a mí, me miró extrañamente, y yo me percaté que sólo tenía puesta una polera y las bragas.

Tú: ah… ¿Hola?
Simone: ¿Sabes dónde está mi hijo?
Tú: eh, no, es que acabo de despertar y él no está.
Simone: sí, eso veo.
Tú: Perdón por estar aquí señora, me iré lo más rápido que pueda.-con voz calmada-
Simone: -suspira y luego se sienta en la cama- (Tunombre) ¿así te llamas verdad?
Tú: sí.
Simone: Quiero que sepas que lo que hago no es por prejuicios. Pero nadie sabe mejor que yo como es Bill y cómo reacciona ante las cosas, él no es realmente fuerte, es más sensible, siempre algo le incomoda, y no quiero pensar en cómo quedara cuando se dé cuenta que las cosas no son tan fáciles.
Tú: ¿Por qué cree que no podríamos durar juntos?
Simone: porque, aunque suene trillado, son de mundos distintos, y en la vida real y concreta esos romances no funcionan, de repente te vas a dar cuenta que eres joven, tienes toda una vida por delante y quizás vas a querer salir al centro comercial o a pasear por una playa, pero vas a tener que alquilar una playa completa para estar con Bill, él no es una persona normal y eres muy joven como para entender esas cosas.
Tú: pero eso se puede a/
Simone:-interrumpe- entiendo todos tus argumentos, pero créeme que la experiencia me dice lo contrario a todas esas bonitas historias, el romance y eso de “el destino” sólo sirven si quieres escribir una novela.
Tú: No creo malo el creer en que hay novelas en la realidad.
Simone: ¿Novelas en la realidad?
Tú: sí, ¿cómo sabe usted si lo que estamos viviendo no es más que una novela? Y de esas bien emocionantes, de acción y reacción. Imagínese lo felices que seríamos todos si dejáramos correr la vida, pensando en que no todo es malo, y que quizás lo que parece irreal pueda estar en frente de nuestras narices. Yo, personalmente, no pierdo nada con intentar, y si Bill, también quiere arriesgarse  a vivir una novela, no tengo ningún problema.


 Narra Bill:

Hoy salí temprano, (tunombre) está enferma y no quería despertarla, pero traje comida china para almorzar y le compré un peluche, ojalá le guste digo… ¿le gustan los peluches verdad? ¿y si no le gustan? Ella es más de otras cosas y yo aquí comprándole un conejito, bueno, como sea.

Bill: -entrando a la pieza- (tunombre) te compré un peluche, pero quizás no te gusta, si no te gusta me lo quedo yo…-se da cuenta que Simone está en el cuarto y antes de que lo escuchen se esconde-
Simone: ¿escuchaste algo?
Tú: no.
Simone: bueno, como sea, lo dejo en tu cabeza, ojalá decidas bien, porque te voy a estar estudiando, ojalá no te caigas tan rápido de la nube.
Tú: no se preocupe, no pasará.

Después de que hablaron eso escuché que mamá saldría, así que baje rápidamente las escaleras para que no supiera que estaba escuchando y abajo me tope con Connie.

Connie: ¡Bill!
Bill: ¡ah!
Connie: ¿te asusté? La gente se asusta cuando hace cosas malas.
Bill: ja-ja-ja no, no, sólo que no te vi ¿cómo estás?
Connie: Bien ¿y tú? ¡Oh! Pero que conejo más hermoso.
Bill: ah, sí, yo lo tenía, pero, no estoy seguro de que…
Connie: ¿Me lo das?-se lo quita a Bill- ¿qué harías tu con un conejito tan adorable? Además es rosa, perfecto con el color de mi pieza ¿me lo das sí, sí?
Bill: ahh… bueno.
Connie: ¡Ay, muchísimas gracias Bill, eres el mejor!-lo abraza efusivamente-
Bill: ah, de… nada.

 Termine regalándole el conejito a ella, aunque, involuntariamente. No sé qué pensar acerca de mi madre, ¿qué quería decir con eso de bajar de la nube? Treinta minutos después hice que (tunombre) bajara a comer conmigo, así que nos sentamos en la alfombra del living y almorzamos ahí, por fin un poco más solos.

Bill: estás mucho mejor.
Tú: creo que sí.
Bill: emm, oye, recién…
Sophie: -entrando al living e interrumpiendo a Bill- ¡Bill! ¿Cómo estás querido? Vi el peluche que le regalaste a Connie, gracias, sabes que siempre le han gustado esos detalles así, y tú siempre lo haces. Ah, ¿Sabes dónde está Simone?
Bill: -nervioso- Creo que está arriba…
Tú: ¿peluche?
Sophie: sí, muy adorable ¿a ti no te regala cosas así?-cargaba la voz y hablaba irónicamente-
Tú: No, creo que no.
Sophie: Que pena, parece que depende de la personalidad, Connie es mucho más amorosa y femenina.
Tú: puede ser, es tan femenina que parece como si tuviera 6 años y jugará a la casita.
Sophie: es más QUERIBLE, ¿No cierto Bill?
Bill: ah… creo que no deben seguir esta conversación…
Tú: ¿está insinuando que Bill la quiere más?-burlesca-
Sophie: no sé, ve tú, quizás estás peligrando.
Tú: ¿ah sí? ¿Bill se acuesta con ella?
Sophie: ¡ah! ¡Qué falta de respeto!
Tú: yo sólo decía, prefiero el sexo a un peluche.-ríe-
Bill: ¡Tunombre!
Tú: ¡ella empezó!
Bill: ¡ya basta las dos!
Sophie: Me voy, no puedo estar en el mismo cuarto con alguien tan vulgar.
Tú: -ríes- Maldita vieja.
Bill: ¡ya!
Tú: ¿Qué ya? ¿Qué ya? Mínimo deberías hacer que se callara, la hombría no te da ni para eso, además ¿Qué es eso del peluche?
Bill: ¡Nada! Yo te lo iba a regalar a ti y pasó Connie, no me dejó ni hablar y se lo llevo ¡Sabes cómo soy! Me cuesta decirle no a las personas.
Tú: ¿o sea que era para mí?
Bill: sí.
Tú: entonces lo quiero.
Bill: ¿qué?
Tú: quiero el conejo.
Bill: pero es que ya se lo di a Connie.
Tú: no me importa.
Bill: pero ¿Qué quieres que haga?
Tú: dile que fue una equivocación.
Bill: ¡mejor te compro otro!
Tú: no, yo quiero ese.
Bill: pero
Tú: pero nada. Si lo compraste para mí, lo quiero.
Bill: pensé que no te gustaban los peluches.
Tú: pensaste mal.
Bill: ¡sólo lo estás haciendo para molestar!
Tú: ¿¡qué importa por qué lo hago?!
Bill: ¡Importa, porque no estoy aquí para complacer tus deseos de mimada!
Tú: ¿Mimada?
Bill: ¡Sí!

Terminó la discusión y (tunombre) se paró y se fue rauda hacia el dormitorio, más tarde bajó con su pequeña mochila a los hombros y sin siquiera mirarme abrió la puerta y se fue. No la seguí, porque estaba enojado, esta vez yo no tuve la culpa, o eso siento, sólo fue un error y ella se enoja para molestar a Connie sé que es así, y por eso su huída no me causó miedo, sé que volverá, sé que volverá, se que… ¿Volver? Parece que estoy olvidando lo obstinada que es.

Bill: ¡Tom!
Tom: ¿qué?
Bill: ¿crees que va a volver?
Tom: no.
Bill: ¡Gracias por el apoyo!
Tom: soy sincero.
Bill: pero es que yo no tuve la culpa.
Tom: da igual, a las mujeres hay que tratarlas bien, porque tú sabes que a veces no andan muy simpáticas, pero es porque simplemente tienen que liberarse.
Bill: ¿de qué estás hablando?-miraba extrañado a su gemelo-
Tom: es que el otro día leí un texto que encontré en internet de una feminista y me quedó rondando en la cabeza, debe ser difícil ser mujer, imagínate, nuestro mundo es completamente machista, y a los ojos de una mujer como (tunombre) debe ser todo aún más injusto.
Bill: no te las des de filósofo que tú eres el que menos respeta a las mujeres.
Tom: ¡Yo las respeto! Les doy lo que les gusta.
Bill: ¡Tom!
Tom: ¡es verdad! Bueno, no importa, lo que quiero decir es que la amas. ¿La amas verdad?
Bill: ¡Sí!
Tom: ¿entonces que te importa que un día se enoje? Está protegiendo lo suyo, y tu, como un caballero deberías contenerla y mostrarle que está equivocada, pero sin gritar como un paranoico.
Bill: ¡No fui paranoico!
Tom: como sea, ahora vete.

Le obedecí a Tom y salí en el auto a buscarla, sabiendo que me demoraría en encontrarla, le gusta perderse y está en un país que no es el suyo así que creo que con mayor razón le gustará dar vueltas por ahí. Desde la discusión habían pasado varias horas y más horas pasé buscándola. Pero alejándome un poco más la descubrí en un parque mirando los juegos de niños con ojos de anhelo, iría y le hablaría, no podía ser que estuviéramos peleados por algo tan insignificante. Estacioné el auto y bajé, pero cuando iba caminando, con la mayor disposición del mundo para hablarle me di cuenta que a su lado estaba el imbécil del otro día, sí, el imbécil con el que choque, el tal Edward. A penas lo vi se me olvidó a lo que iba y la ira me invadió, esos dos sabrían de lo que soy capaz…







Niñas, mil disculpas, me demoré mucho, pero ¡me ha costado demasiado! mi papá, el muy idiota me castigó porque fui a una marcha sin su permiso y  me llevaron detenida, por eso me dejó sin computador, sin el cuál no pude hacer mucho porque acá tenía las historias, eso, ahora me tiene vigilada >:c eso, las amo y ojalá les guste el capítulo♥

De la otra fic subí también :B