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sábado, 27 de julio de 2013

#11 Superhero

Narra Bill:

Me siento tremendamente vacío, como si Santa Claus me hubiera abierto un agujero tremendo  en la mitad del cuerpo, a la altura del ombligo, y taladre, y saque tierra, más tierra, me saque las entrañas. Deben creerme, es la peor sensación, cuando se tiene algo dentro-sea bueno o malo- algo se puede hacer, pero en mi caso, está todo perdido. Suena fatalista pero así me siento. Pero ya saben que la suerte a veces vuelve a vencer, y con todo el placer que podría experimentar encontré la mejor excusa para volver a hablarle, en la mesa, junto al arreglo floral, estaba su billetera. Salí raudo de mi pieza en el hotel y seguí en mi auto en la dirección que (tunombre) había tomado. Cuando la encontré, estaba en posición de ataque.

Bill: ¿(Tunombre)? ¿qué pasa?
Tú: ¿Bill? ¿qué estás haciendo aquí?
Matías: ¡Lo que faltaba!-se levanta ferozmente y le da un golpe en la cara a Bill-
Tú: ¡Mierda, mierda! ¡¿Qué hiciste imbécil?!
Matías: ¡YA QUE NO TE PUEDO PEGAR A TI LE PEGARÉ A ÉL!
Bill: -afirmándose el rostro y hablando de forma calmada- ¿Y a ti quién te dijo que podías hacer algo así sin salir lastimado?
Matías: ¿qué pasa? ¿El maricón cree que puede hacerme algo?
Bill: -intenta golpear a Matías pero su puntería falla-
Matías: ¡JAJAJA! ¿es broma verdad?
Bill: ¡ash!- lanza otro golpe y esta vez si le da a Matías en el rostro-

Comencé a golpear al tal Matías, me sentía fuerte, poderoso, parece que nadie le había advertido que yo había cambiado, que el gimnasio me había hecho más fuerte, y que no iba a dejar que nadie me volviera a molestar, paré de inmediato cuando sentí los pequeños brazos de (tunombre)  deteniéndome.

Bill: Ah, lo siento.
Tú: ¡Para ya!
Bill: -sonríe- se te quedó la billetera en mi pieza.
Tú: ¿te sientes bien? tienes la mejilla un poco roja.
Bill: completamente bien.-animado- ¡jamás pensé que podría salir victorioso de una pelea! es como algo tan sorprendente ¡JAJAJA! soy invencible.
Tú: -te sientas en el piso- ¡AY! ahora Ale me odiará aún más.
Bill: ¿por qué? ¿que pasa?
Tú: este idiota, está pololeando, supuestamente, con Ale, mi mejor... mi ash, con Ale, mi amiga. Es una historia muy larga...
Matías: -moviéndose en el piso- ay...
Tú: ¡ Vayámonos de aquí antes que despierte!
Bill: ¡Pero si no le tengo miedo!
Tú: ¡que nos vamos!
-se alejan caminando rápido-
Bill: ¿Lo arruiné?
Tú: no, no te preocupes.
Bill: ¿él te hizo algo?
Tú: sólo, no sé, dijo cosas ridículas, que me quería a mí y no a Ale ¡Yo jamás quise esto!
Bill: calma, calma. ¿Que vas a hacer ahora? Deberías contratarme como tu superhéroe oficial.
Tú: creo que tengo que hablar con Ale...
Bill: ¡sí! es lo mejor, vamos, confía en ti, y ella tiene que confiar en ti, porque así tienen que ser las amistades, ¿sabes?  nunca he dado un consejo real en mi vida, no son bueno en esto, ¡pero tienes mi apoyo!
Tú: Bill, puedes irte, gracias por todo, pero no es necesario que me acompañes.
Bill: ¡Claro que no! yo me iré inmediatamente y  volveré a buscarte a eso de las 8 de la noche, en la plaza de más allá, ¡te espero!
Tú: ¿qué? no, ¿por qué? no tenemos nada que hablar ni nada que...
Bill: -interrumpe- ¡te esperaré, aunque se este acabando el mundo! me debes una después de todo-alejándose-
Tú: ¡No! ¡Bill escúchame, no te vayas!
Bill: ¡TE ESPEEERO!

Narras tú:

No sé que quiere Bill, la conversación de la mañana ya había sido lo bastante cruda como para decir u oír más. Aparte la última escena me había dejado helada, Matías... fue terrible, ahora estoy caminando hacia el departamento de Ale, necesito volver a habla con ella, contarle lo que pasó, pedirle disculpas, o quizás reprocharle su actuar, ya no sé que pensar con respecto al caso, y es ahí, cuando el tema se gasta cuando es mejor dejarlo ir, mi tema con Bill también está gastado, y no sé si sirve seguir.

Ale: (tunombre)... ¿qué haces aquí?-dice pensativa-
Tú: Ale, pasaron muchas cosas, sé que no quieres verme, ni hablarme pero, esto ya pasó ciertos límites.-hablaba frenética, el nerviosismo se le notaba en cada gesto y expresión-
Ale: te ves rara ¿estás bien? sólo dime que pasó.
Tú: me encontré con Matías.-hablaba cortado para comprobando primero la expresión de su interlocutora-
Ale: ...Yo, definitivamente, no quiero hablar de este tema, por favor, déjalo así.
Tú: no, es que ahora tienes que escucharme. El me atacó, tú no puedes seguir con él de ninguna forma...
Ale: ¡ay no empieces por favor!-intenta calmarse- siempre vienes con lo mismo, que termine con él, que lo deje, no sé por qué estás tan obstinada en eso.
Tú: ¡POR QUE LO VI ENGAÑÁNDOTE  no entiendo porqué no me crees, nunca he sido tan mala como para que llegues a pensar que quiero dañarte de esta manera, Ale, él me atacó, dijo cosas horribles, tuvo que llegar Bill y ayudarme, o sino no sé que habría hecho.
Ale: ¡BILL? ahora Bill, no puedo creerlo, si volviste con él déjanos a nosotros tranquilos, (tunombre) yo te quiero mucho, pero si te sigues empeñando en esto, es imposible que no me altere.
Tú: ¡no he vuelto con Bill! ¡y si hubiera ocurrido, no tiene nada que ver! Estoy intentando de una maldita forma ayudarte.-perdiendo la paciencia- pero.. ¿QUÉ MIERDA FUE LO QUE TE HIZO PARA QUE LO DEFIENDAS DE ESTA FORMA? y para que dejaras de confiar de pronto en mí, sé que puedo ser tonta, egocéntrica, todo lo que tu quieras Ale, pero nunca te mentía, hasta ahora nunca te he mentido, y si la amistad no se trata de eso, de sinceridad, entonces no sé de qué trata, cada guiño, cada momento, cada triunfo lo pasamos juntas desde que llegué a esta ciudad, y ahora soy una puta cualquier porque Matías lo dice-comienza a llorar acaloradamente-
Ale: -se sienta lentamente en el sofá, inexpresiva, silenciosa- Yo... yo ya lo sabía.
Tú: -entre sollozos- ¿sabías qué?
Ale: yo... ya sabía que Matías me engañaba.
Tú: ¿¡Qué!?- sorprendida, intenta calmar la respiración-
Ale: eso, que yo ya lo sabía. Lo supe hace tiempo, le tiré unas cuantas cosas por la cabeza. Intenté alejarlo, olvidarle, empezar de nuevo, pero a diferencia de ti, yo soy débil, más débil de lo que te podrías imaginar, y él prometió dejarlo, me prometió que me quería, y yo traté de auto-convencerme, aunque la verdad era que sólo le interesaba tener una pareja permanente que lo soportara y con la que pudiera acostarse cuando quisiera.
Tú: pero Ale...
Ale: no puedes pedirme que no me sienta humillada, por eso no quería decírtelo, por eso quería hacerme la tonta. Pero la verdad es que no debía, te hice pasar malos ratos, no debía, yo simplemente no debía.-comienza a llorar- fui estúpida y créeme que me arrepiento.

Tomé mis cosas y me fui. Me sentía dolida, mirada en menos, sentía que Ale me había tomado por tan poco que creía una humillación contarme lo que le sucedía. Me fui a mi casa pensando en todo esto y en lo que haría después.
Cuando crecí me di cuenta que perdonar nunca ha sido fácil, y por eso mismo tenía claro que nuestra amistad nunca iba a volver a ser lo que fue, y que teníamos que aceptarlo y que tenía que tomarlo con madurez, después de todo sabía que algún día tendría que volver a mi país y Ale se quedaría acá, era mejor guardar un buen recuerdo.
Llegué  a mi departamento y me senté un momento, agotada, tenía tanto en que pensar que al final bloqueé todo y sólo estuve así, sentada, inmóvil, mirando algo que no miraba en realidad. Se me pasaron las horas y cuando al fin me puse de pie, dispuesta a servirme un poco de té, siento pesados golpes, alguien estaba tocando mi puerta y se sentía enfadado. ¡Matías!-pensé e inquieta abrí la puerta. Y frente mío descubrí a un mojado Bill... debe estar lloviendo afuera.

Bill: ¡Qué se supone que haces aquí!
Tú: ¿no debería preguntar yo eso?-confundida-
Bill: ¡Esta es la última que me haces! agarra tu paraguas y sal inmediatamente.-dictó-

Ahí recién recordé que me había pedido ir a la plaza a las 8 ¿qué horas eran? 9:30 de la noche.

Tú: ¡Ah! ya, recordé, lo siento, ¿te mojaste?
Bill: ¿Que si me mojé? ¡Te esperé casi dos horas!
Tú: -reíste bajito- Te juro que lo olvidé, espérame un segundo.

Tomé una chaqueta, bufanda, paraguas y me dispuse a acompañarlo, mi sonrisa había ablandado su rostro furibundo, y su presencia había endulzado mi ahogo. Me sentía feliz, si acaso la felicidad se puede comprender, personalmente la entendería como esos pequeños cambios que te sacan del abandono espiritual. Pero no podía cerrar los ojos y sentirme libre, tenía que mantener la distancia, ya habíamos discutido esto, no podía bajar la guardia.

Tú: ¿estás enojado aún?
Bill: ¡sí!-caminaba mucho más rápido-
Tú: pero, camina más lento, si no vas bajo el paraguas te mojarás.
Bill: ¡Ya me mojé entero!
Tú: ¡No es mi culpa! ¿quién espera una hora bajo la lluvia? ¿por qué no te fuiste?
Bill: -se gira- ¡por que te amo!
Tú: porque te amo, porque te amo-imita su voz- ¡repites eso cada vez que puedes! ¡deja de decirlo!
Bill: ¡si no lo dijera no lo sabrías!
Tú: ¡Si lo sabría!
Bill:-se acerca- ¿Entonces por qué me haces esto?
Tú: ¿te hago qué? ¡Tú me querías ver!
Bill: ¡porque tengo tu billetera!
Tú: ¡pero si yo no tengo billetera!
Bill: -con una mirada perdida, saca una billetera de su bolsillo- ¿No es tuya?
Tú: -la mira- no.
Bill: ¡Pero es de mujer!
Tú: ¡Pero no es mía!
Bill: -pensativo- puede que...
Tú: quizás con cuantas te has acostado, debe ser de una de ellas.-indiferente-
Bill: tal vez la rusa...
Tú: -lo empujas- idiota, no me vengas a traer cosas que son de cualquiera.
Bill: -sonríe, mientras la mira atentamente- ¡JAJA! ¿Estás celosa verdad?
Tú: ¿Qué? acá se acaba la conversación, me voy a mi casa.
Bill: No, no.-te toma de la mano y sonríe- si sólo era una broma.
Tú: no te rías tarado.
Bill: es que me hiciste feliz.
Tú: ¿por qué?
Bill: por los celos.
Tú: claro, mira que celosa estoy.-irónica-
Bill: - acaricia tu dedos y acerca su nariz a tu nariz- si lo estás, pero si quieres quedar bien, haré como que no lo estás.
Tú: Bill, aléjate.
Bill: no estoy haciendo nada malo.
Tú: ya hablamos de esto...
Bill: pero no te creo ni una palabra.-afirma el rostro de ella en su mano y tímido comienza a besar su mejilla, acercándose sagaz a los labios, a esos labios tan irremediablemente dulces...



jueves, 20 de junio de 2013

#10 Huyendo de tu radar.


Narra Bill:

La llevé al hotel donde me hospedaba, parecía una muñeca, absolutamente bajo mi control, pues estaba sumida en un cansancio que le impedía moverse o estar totalmente consciente, le saqué la chaqueta que estaba mojada y la acosté. Luego me senté en una silla mientras miraba la televisión, aunque sólo mirar, mi atención estaba en otra parte, estaba revisando las imágenes en mi cerebro de lo que ocurrió, de su estado de descontrol ¿qué habrá pasado?

Luego de casi 2 horas ella despertó, yo estaba acostado en la misma cama pero en el otro extremo, me hice el dormido y vi que se paró de la cama, estaba huyendo de la pieza cuando le hablé.

Bill: ¿despertaste?
Tú: ah…sí.
Bill: ¿estás mejor?
Tú: sí, gracias por todo, me iré de inmediato, también te pagaré todo.
Bill: ¿desde cuándo tan formal?
Tú: ¿perdón?
Bill: te digo que no hace falta que seas tan seria, como si no nos conociéramos.
Tú: no es tan diferente.
Bill: ¿ah sí? ¿Crees que no nos conocemos?
Tú: conocer abarca mucho, pero no importa, te estoy agradecida, ahora me iré.
Bill: no.
Tú: ¿disculpa?
Bill: No puedes salir hasta que me cerciore de que estás en un buen estado.
Tú: estoy bien, no te preocupes, además tampoco quiero molestar aquí.
Bill: no molestas, me gusta cuidarte.
Tú: pero a mí no me gusta estar aquí.
Bill: jo, que malagradecida eres.
Tú: ya te di las gracias.
Bill: no es suficiente.
Tú: ya te dije también que te pagaré.-agarra su chaqueta mojada y se dispone a ponerse los zapatos-
Bill: tampoco es suficiente.
Tú: mira, no estoy de ánimo para tus jueguitos de palabras, así que me voy.
Bill: -se para de la cama y se acerca a ti- te dije que no te puedes ir, no has pagado la fianza.-te toma por la cintura-
Tú: suéltame idiota, no te aproveches de la situación.
Bill: -sonríe- ¿Sabes? Pensé mucho sobre esto, pensé en que no debería atacarte de esta manera por el estado en el que te encontrabas, tan desarmada, indefensa.
Tú: ¿y entonces por qué lo estás haciendo?
Bill: -te apreta más contra él-  ¡pero…! ahora que te estoy mirando en la noche, con la luna en la ventana y toda luz artificial apagada, ahora que te escucho de nuevo insultarme y dejar salir de nuevo tu lado de fiera,  pienso que sería el más imbécil si te dejara ir así, si no posara mi cuerpo en tu cuerpo, si no disfrutara del olor del éxtasis. –Huele tu cuello-
Tú: Bill, déjame ya.
Bill: no me vengas a decir que te deje, o que no te gusto, que esa mentira la sé a ciencia cierta, sé que mientes para defenderte, pero también sé que te gusta mi roce, la piel se te eriza y es un placer de dioses tocarte.-pasa sus dedos sobre tu hombro- ¿Me vas a negar lo de lo que digo? ¿O puedo seguir con el poema que es el amor contigo?-baja su mano por tu vientre hasta tu sexo-
Tú: -lo apartas- vete al infiero si quieres que pague la “sentencia” con sexo, como si fuera una prostituta.
Bill: suena frío cuando lo dices.
Tú: es frío.
Bill: sí…-suspira cabizbajo y te suelta lentamente-

No saben lo deprimido que me sentía, no era otra cosa, no era frío, no era cansancio, me deprimía verla ir, cómo si los látigos de muchas manos cayeran sobre mí.

Bill: me pareces insólita, te vas de aquí así, fingiendo, es hasta patético.
Tú: ¿qué?
Bill: sólo digo  que es absurdo que nos compliquemos tanto.
Tú: Bill…
Bill: que no vale la pena, que deberíamos dejar de jugar y…
Tú: ¡Bill!
Bill: ¿qué?
Tú: Dejemos esto ya. Ha pasado mucha agua bajo el puente, ha pasado tiempo, cambiamos. Si seguimos tirando del elástico de esta relación se cortará para siempre. Paremos ahora.
Bill: ¿Elástico? ¿Qué metáfora es esa? ¿De qué me hablas? Cuando hay amor esas cosas son sólo excusas.
Tú: ¡Bueno no sé! Inventa algo tú, el punto es que yo no quiero seguir con esto y no puedes obligarme.
Bill: -cabizbajo- ¿o sea renuncias?
Tú: sí, renuncio.-dijiste firme-

Narras tú:

Decidí hacerme un altar y maldecirme todos los días, algo así como un santo de los idiotas, de los indecisos, o simplemente de los perdidos. ¿Por qué renuncié? Y luego ¿por qué se lo dije? De pronto toda la vida se me había vuelto real, seria, había sentido responsabilidades, yo era responsable de su estado, de la confusión que estaba creciendo en la habitación, y del absurdo de mis palabras.

Tú: pero, podemos ser amigos.

¿Amigos? Si pudiéramos elegir el momento de nuestra muerte todo sería más grato. A veces me pongo a pensar en el día que deje de existir, cómo seguiré, quizás me convierto en gato, o en águila, porque eso del infierno o el cielo no me convence. El caso es que, si pudiéramos elegir el momento para desaparecer, hubiera elegido ese.

Bill: ¿Amigos? ¿Estás segura?
Tú: claro que no.-se te quiebra la voz- pero creo que es necesario.
Bill: -te mira melancólico- Está bien, pero hazme el favor de no irte ahora, quédate a dormir, o me preocuparé mucho.

Me quedé dormida en esa cama que me doblaba en altura –pareciera que estuviera echa de cielo-. Pensaba que desde mañana todo había terminado, que yo había decidido que esto pasara así, y ahora supuestamente era responsable de mi madurez, de mi nueva habilidad para decir adiós, y de la frialdad que estaba naciendo en mí.

Pero desde hace días no puedo entenderme, y los sentimientos aparecen mucho después de los sucesos, como una oleada de rencor, tristeza o nostalgia, ahora me sentía tranquila, pero quizás después, mañana, o pasado, me cayera una estaca en la espalda anunciándome el error de mis palabras y me mostrara lo equivocada que estaba acerca de mis sentimientos y del amor que siento por Bill.

Desperté a eso de las 11 am, Bill tenía el desayuno listo, comí y me despedí de él, fue incómodo, bastante incómodo, es difícil despedirse cuando no sabes si ese adiós es temporal, o para siempre. Pero ahora tenía todo en mente, 
no me podía quedar sólo así, iré a hablar con Matías, sé dónde encontrarlo y me va a tener que escuchar.


Tú: Me vas a decir cuando vas a parar esta mierda y le vas a contar la verdad a Ale.-increpó apenas llegaba al lugar-
Matías: no me vengas con esas amenazas de niñata, los dos sabemos que eres incapaz de hacer algo.
Tú: hijo de puta, Matías jamás pensé que podrías llegar a actuar así, si no vas a decir la verdad tan sólo déjala, vete, dile que terminaron, que te aburriste, pero déjala en paz, no quiero que siga haciendo de tonta.
Matías: ¿por qué te importa tanto maldita sea? Sólo la he engañado dos veces, ni siquiera es importante.
Tú: -sorprendida- ¡¿DOS VECES?! Parece que no tenemos los mismos estándares de ética. Ella te quiere de verdad, déjala.
Matías: vete a joder a otra parte, ya sabes quién gana en esta competencia, Ale me cree a mí.
Tú: es que no puedo creer lo hijo de puta que eres.
Matías: -enojado- Haber, vamos a dejar las cosas claras.-dice acercándose raudo- Yo jamás he estado enamorado de Ale y eso ella lo sabe, ¿o nunca te diste cuenta que desde el principio yo estaba enamorado de ti?

Sus palabras me sacaron de mis casillas, no esperaba eso, no esperaba que detrás de esto estuviera metida yo. Sólo quiero lo mejor para Ale, ¿por qué esto se está complicando tanto?

Tú: es la peor excusa que he oído.
Matías: es la verdad.-se acerca aún más- imagínate todos esos días que te tenía que mirar de lejos, sólo de lejos, qué tortura no, y después aparece tu amiga, cede un poco por aquí, un poco por allá, noté que le gustaba y ¡bum! Lo que quería hacer contigo, lo hice con ella.
Tú: -intentas apartarlo pero él no cede- Eres asqueroso, ¡no puedes hablar de esa manera de ella!
Matías: -te empuja contra un anuncio de coca cola, estaban en una calle cualquiera, deshabitada a esa hora- ¿asqueroso? ¿A caso no pensaste alguna vez en todo esto? ¿no te dieron ganas de revolcarte conmigo? Lo que pasó es que preferiste a alguien más grande, más interesante y te fuiste con ese marica. Pero no me vendas la postura de "santa y protectora", porque no te queda, sigues siendo sólo una putilla.

Recordé al dueño del auto que pateé, parece que la gente está empeñada en llamarme puta.

Tú: suéltame ahora, no te rebajes más de lo que ya lo hiciste, sabes que lo que dices es mentira. Y no tengo ni la mínima intención de gustarle alguien como tú.
Matías: Los pantalones apretados y los vestidos cortos dicen lo contrario, te gusta que te miren, admítelo, te gusta que los hombres te recorran entera.-pasa una de sus manos alrededor de tu cintura-

Esto me está molestado y a la vez se está volviendo peligroso, no conozco a este Matías que tengo en frente y se me está haciendo difícil apartar su cuerpo de mí cuerpo, es mucho más fuerte que yo, y aunque se me hace imposible pensar que puede atacarme de alguna manera sexual, la proximidad me pone nerviosa.

Tú: ¡que no me toques! Apártate, déjame tranquila, deja tranquila a Ale.
Matías: -sonríe al ver que te has puesto nerviosa al no poder apartarlo- ¿Y si nos divertimos un rato?-sube una de tus manos hacia tus pechos-

Intenté apartarlo con todas mis fuerzas pero parecía imposible, de pronto se había echo más fuerte, o quizás siempre lo fue, sólo que nunca tuve que enfrentarme a él. No sé cómo explicarme eso ¿cómo alguien puede cambiar tanto? ¿O a caso siempre fue así? 
Reaccionó a mis empujones con mayor alteración y se abalanzó hacia mi cuello, estaba empezando a sentir asco cuando recordé a una profesora que tuve en básica, ella nos dio el mejor consejo sobre defensa personal. “Si tu oponente es del sexo masculino, no hay nada más eficiente que un golpe, donde más les duele, ustedes saben dónde.” GRACIAS PROFESORA, GRACIAS.


Tú: -le das un golpe con la rodilla en la entrepierna- ¡Sal imbécil!


Podría jurar que la escena se había acabo y que podría escaparme de él. Pero el golpe resultó contrario, el dolor lo hizo caer, y de pronto parecía como si hubiera absorbido la ira de un país entero…




TENGO COMPUTADOR NUEVO!!!!!! ÑEÑE perdóooon, por favor perdóoon por todo este tiempo, ojalá aún me lean T--------T lo perdí todo, es una tragedia, pero aquí estoy, espero seguir. Me gustaría que tuviéramos una forma de comunicarnos para que me recuerden que escriba y para que yo pueda decirlos cuándo escribiré, y también para conocerlas, pero no sé que utilizar, bueno, no las molesto más, ojalá les guste y saludos para todas♥♥


sábado, 13 de abril de 2013

chicas mil disculpas mi pc falló porque se le acabó la memoria en el disco duro, y ahora recien compre un disco externo porque no tenia dinero para uno para poder formatearlo y vuelva a prender estoy desde un celu asi que disculpen la mala redaccion y no poner tildes.ojala no halla perdido mis datos extraño mucho escribir y extraño leer sus comentarios. espero arreglar esto pronto y volver a subir cap!

viernes, 22 de febrero de 2013

#9 Resistencia







Bill: ¿y?
Tú: …
Bill: ¿no me dirás nada verdad?
Tú: …
Bill: te llevaré a casa, te mojarías mucho si volvieras caminando.
Tú: ah… no.
Bill: ¿cómo no? ¿Quieres mojarte?
Tú: ¡no! No te preocupes.-confundida-
Bill: ¿estás bien? Estás hablando distinto, mírame.-afirmo tu rostro con sus manos y lo levantó- ¡Estás ardiendo!
Tú: ¡no! Sólo…-tambalea-
Bill: -te sostiene- ¡Tienes mucha fiebre!
Tú: ¡que no!
Bill: ¡que sí! Mira, no sé qué te pasa, pero, maldita sea, no te dejaré así.
Tú: ¡Ahora te preocupas!-lo apartas- ¿Por qué finges tanto? ¿El otro día fuiste un simio cualquiera y ahora me quieres ayudar? Esto no tiene lógica.-tocas tu frente con la mano derecha-
Bill: eres obstinada a más no poder, allá está mi auto.
Tú: ¡te dije que no iré! Te pagaré ese cheque en cuanto pueda, gracias por lo demás, tengo que irme.
Bill: ¿realmente te irás? ¡(tunombre)!
Tú: -molesta- ¡déjame ya!- caminas lento hacia el centro de la ciudad.-

Es un castigo sobrenatural la patética costumbre de mezclar lágrimas con lluvia.

Me puse a llorar, a la mitad de mi camino me puse a llorar desde los ojos hasta las piernas, un llanto intenso, inevitable e imparable, una agitación que intenté apagar entre las palmas de mis manos, hundiéndolas en mi rostro, pero los jadeos venían de más adentro, de donde mis manos no podían llegar. Luego un abrazo, su abrazo, desde luego debe haberme seguido, sus dos brazos que parecían mil, me rodearon, me aplastaron contra su abrigo mojado y lloré más, aún más agitada que antes. 

Tú: -entre llanto- ¿Por qué me abrazas? ¡¿por qué… vuelves?!
Bill: …
Tú: si te traté mal, por qué e-estas a-a-quí.

Todo lo que podía decir, lo decía con las manos aún en mi rostro, no quería debatirme a muerte con su mirada, no ahora, que me sentía tan débil, la frente caliente, los pies congelados y un mareo continuo.

Tú: yo-yo… Ale me dijo que…- suspiraba tratando de calmar el llanto-
Bill: -te mira fijamente, pero no logra nada, pues tus manos seguían en tu rostro-
Tú: que… no me cree, que no me cree a mí, ¡y yo que era su amiga!
Bill: cálmate, ahora nos iremos, no puedes seguir aquí con esta lluvia, estás muy débil.

Me tomó en brazos como si fuera una niña, me apoyé en su hombro, aún sin mirarlo. Y yo, 
<<No sé si estaba muriendo de vergüenza o de fiebre.>>
  



¡Hola! este es el capítulo más corto de la historia, pero no las quería dejar sin nada por tantos días T-T además este capítulo estaba perfecto con el nombre, ya estoy escribiendo lo demás. Si esta es la resistencia, luego viene el derrumbe, subiré lo más rápido que pueda ¡No saben como sus comentarios me hacen ponerme a escribir! así que Gracias, gracias y muchisimas gracias. 

martes, 12 de febrero de 2013

#8 Pánico.


Pasó una semana después de ese encuentro y ahora soy yo la que lo busca a él, con la mirada, por cada calle que camino. He pensado que quizás podría estar por aquí, que puede estar cerca y odiándome a mí misma lo busco, porque quiero verlo de nuevo, no sé la razón.

Al día siguiente 18:30 hrs

 -pasé a ver a Ale y ahora estoy dando la vuelta para llegar a mi departamento.

Tú: ¡ahm!
Bill: ¡te tengo!
Tú: suéltame enfermo, idiota!
Bill: ¿algún otro adjetivo calificativo?
Tú: una acción, pú-dre-te.
Bill: como si no me estuvieras buscando.
Tú: -te sorprendes- ¿qué quieres ahora? Pareces un psicópata apareciendo así de pronto, te dije que no quiero nada contigo.
Bill: no estoy aquí por ti.
Tú: ¿ah sí?
Bill: sí, estoy de turismo. 
Tú: ¿entonces por qué me detienes en la calle?  Que poca lógica.
Bill: ¿por qué eres así?
Tú: ¿así cómo?
Bill: -hace un gesto irónico con los ojos- sabes cómo, ¿qué quieres que haga?
Tú: ¿a qué te refieres? habla claro.
Bill: me refiero a que sabes que me quieres, y que te quiero, no veo el problema.-se apoya en la pared del restaurant que estaba donde conversaban-
Tú: ¿cómo te lo explico? Te quise, pasó un tiempo, ya fue, ya se acabó y si quieres que te hable más en serio, te digo que te tengo rabia Kaulitz, y quizás algo de rencor porque no me olvido fácil de las cosas, y me acuerdo de ese día, y si quieres repito las palabras de tu pataleta en el parque, los “me cansé de ti” o los “no te quiero volver a ver” ¿Te basta con eso o escribo un libro?

No sé si fui lo suficientemente clara, pero algo caló dentro y le hizo cambiar el semblante, 
bajar las cejas y formar un gesto noble en los labios, 
estremeciéndose, y haciéndome perder el centro.

Tú: ¿Y?
Bill: Entiendo… pero no puedes pedirme nada más, porque si me hablas de rencor me parece absurdo que no me dejes hablarte del vacío que he experimentado, ni del amor que te juro siento real, así que no pasará un segundo en que piense en dejarte, créeme.

Ahí termino la conversación, ya que me di la vuelta y no paré hasta llegar a mi pieza, a mi cama, a descansar.


Día siguiente 10:00 am.

Tú: ¿Qué pasó con Ale?
Matías: Nada, así que por favor no le digas.
Tú: ¿qué no le diga? ¿Es una broma?
Matías: no, si le dices  ella se va a poner muy mal y ni uno de nosotros dos quiere eso ¿verdad?
Tú: ándate a la mierda, hijo de puta ¿crees que no le voy a decir para que sigas viéndote como el príncipe?
Matías: no, no, pero, así nadie sale lastimado, yo terminaré esto, yo no la volveré a ver, ella sólo era una conocida de la escuela.
Tú: me voy, esta conversación no vale la pena.

En la mañana, como si nada, me topé con Matías mientras iba hacia la Universidad, me topé con Matías y la faldita roja, y las medias rasgadas de una “amiga de la escuela” algo así como una extranjera, hasta ahí todo bien, no se puede sacar ninguna conclusión, ni siquiera vaga, pero al cruzar la calle me percaté que no era sólo la mujer con la falda y las medias, sino que también estaban prácticamente devorándose, con una pasión que habría de aplaudir si no fuera porque él está en una relación seria con mi mejor amiga.

Matías: ¡Espera! No vayas a hacer nada de lo que te arrepientas, (tunombre) perdiste muchos puntos cuando te fuiste de aquí.
Tú: ¿perdón? ¿a qué te refieres?
Matías: me refiero a que yo he pasado todos estos meses con Ale, acompañándola, queriéndola y todas esas cosas, ella confía ciegamente en mí y nada me va a costar que me crea más a mí que a ti.
Tú: ¿Qué?

No cabía dentro de mí el asombro, jamás pensé que él fuera una persona así, menos que mentiría descaradamente.

Tú: supongo que no hablas en serio.
M: pruébalo.
Tú: imbécil.

No perdí más tiempo y me fui lo más rápido que pude a la casa de Ale.

Tú: Hola!
Ale: Hola!
Tú: estoy un poco nerviosa pero te lo voy a decir lo más rápido que pueda para que no cueste ¿ya?
Ale: ¿ah? ¿de qué estás hablando? Tú siempre tan loca ¿qué pasó?
Tú: mejor siéntate.
Ale: ya pues, me estas asustando.
Tú: es que, en la mañana, venía caminando a la U y vi a Matías.
Ale: ya…
Tú: y estaba con una mujer
Ale: ya ¿y?
Tú: y se estaban besando.
Ale: ¿qué?
Tú: eso, y te lo tenía que decir, sé que debe ser duro pero no me iba a quedar callada, o sea, te estaba engañando, tienes que hacer al- interrumpe-
Ale: ¿de que estás hablando? ¿Para qué estas inventando esto?
Tú: ¿ah?
Ale: Matías, me acaba de llamar y me contó que estaba desayunando con su primo, hasta hablé con él, me llevo bien con su familia y siempre que está con ellos me saludan.
Tú: -atónita- se debe haber ido a su casa después, yo lo vi, te juro que lo vi, de hecho le hablé.
Ale: ¿te gusta? ¿ahora que terminaste con Bill quieres que se fije en ti de nuevo, verdad?
Tú: ah… esto es realmente mentira, nada más lejos de la realidad, yo jamás haría eso…
Ale: ¡sí! ¡tú jamás harías nada! Tienes un sentido de la justicia tan bueno, mejor ándate.
Tú: no, o sea, detente un poco ¿esto es lo que piensas de mí? ¿en dónde quedó lo de “amigas”?
Ale: (tunombre) yo te quiero mucho, pero me han pasado muchas cosas, y tú no estabas.
Tú: ¿de qué hablas?
Ale: ¡nunca sabes de lo que hablo! hablo de que no me he sentido bien.
Tú: ¿en qué sentido?
Ale: ¡ves! no sabes nada de mí desde hace mucho tiempo, sólo esás preocupada por ti.
Tú: ¿qué? o sea... ¿hace cuánto piensas esto? ¿por qué no me dijiste? yo no me había dado cuenta...
Ale: "no te habías dado cuenta" ahí está lo de ser "amigas" una amiga se habría dado cuenta. Tú siempre te preocupas sólo de ti y no me preguntas nada, tú te fuiste y ahora vuelves ¿y quieres que sea la misma persona? La gente cambia, todos cambiamos ¿por qué yo no lo haría? Y resulta que amo a Matías, y no te creo, y ahora-comienza a llorar- llegas y me dices esto y… perdón, pero no te creo.

Tenía un tremendo nudo en la garganta, algo se estaba quebrando.

Tú: creo, que es mejor, que me vaya.

Salí del lugar y me vi nuevamente envuelta entre la gente, de alguna manera llegué al centro de la capital mientras caminaba escuchando canciones en mi mente, quería arrancar(me) pero de una manera más metafórica, algo como reinventar(me) o irme lejos. Recordé los campos de Viena, y los diferentes lugares en los que parábamos cuando vivíamos en el bus. 

Bill, ¿dónde estaría? ¿Habría regresado? Él dijo que algo así como que no dejaría de amarme, pero… ¿y si se aburrió? 
Y ocupo el verbo “amar” como si yo lo hubiera inventado. ¿Y si no me ama y todo lo que digo, hago y pienso no es más que lo que quisiera que fuera real y no lo es? ¡Qué enredo! ¡Matadme ya, dioses!

Estuve afuera hasta eso de las 10 de la noche, de 10 a 10, estaba todo oscuro y caía una lluvia ligera, me apoyé en un auto del estacionamiento de un McDonald's mientras pensaba qué comprar.

X: hey!, niñita, no te apoyes en mi auto.
Tú: ¿algún problema? ¿lo voy a abollar?
X: no, pero no me gusta que toquen mi auto.
Tú: ¿ah sí? ¿le puede dar varicela al BMW?
X: mira mocosa, sólo sal de ahí, esto es lo que me saco por venir a esta pocilga llena de pobres.

Lo que era una llovizna se había convertido en una lluvia de gran intensidad.

Tú: ¿así que eres uno de esos personajes que viven de las apariencias y el dinero?-sonríe-
X: no me importa eso, sólo quítate necesitada, ¿o a caso estás aquí para conseguir clientes? No sabía que las putas salían tan temprano.
Tú: ¿parezco puta según tú?
X: y de las más baratas.
Tú: ¿a sí? ¿algunas vez has estado con una puta?
X: ¡no!
Tú: ah, entonces no sabes que hacen las putas cuando se enojan.
X: ¿qué?
Tú: así que jamás hagas a una "puta" enojar, ¡o sino te pasará esto!

No sé si fue mi estado de ánimo, o el momento, o sus palabras, o quizás todo junto, pero sin pensarlo me puse a patear su auto desenfrenadamente, las zapatillas dejaban marcas y hasta se hundía la lata del deportivo de lujo, el tipo intentó detenerme, pero tenía todas mis fuerzas puestas en ello y no lo logró hasta que me tiró el pelo, estaba mojado por la lluvia y dolía aún más cuando lo tiraba.

Tú: ¡suéltame hijo de puta!
X: ¡Mira lo que hiciste maldita, mi auto!-jalaba aún más fuerte tu pelo-

¡Ta da! No sé como lo hizo, pero justo en el momento exacto, como mi superhéroe privado, aparece Bill, cómo diciéndome que lo necesito, que soy suya, y que el pájaro que anide en el vientre y que ahora quiere volar es lo que siento por él.

Bill: ¡hey! Suéltala.-forcejea con el hombre y te aleja de él- ¡para! ¿no ves que es una mujer?
X: ¿qué mujer? ¡Esta maldita es el diablo! ¡mira como dejó mi auto, está loca!
Tú: -estabas en un silencio mortal-
Bill: está bien, está bien ¿cuánto es?
X: tss, esto saldrá por lo menos 500…
Bill: tome, aquí tiene un cheque, disculpe por lo que ocurrió.
X: sí, y llévate a esta loca, no quiero tenerla cerca nunca más.