Tom: (tunombre) ¿viste a Bill?
Tú: ¿Qué Bill?
Tom: ¿mi hermano por ejemplo?
Tú: ahh ¿el tipo con el pelo extraño? No, no lo he visto.
Tom: ummm.
Dicen que el ser humano demora aproximadamente seis minutos en dormirse. Aquella noche desmentiste el mito, cerrabas los ojos pero no lograbas conciliar el sueño, dabas vueltas, prendías la lámpara, la volvías a apagar, tomabas un poco de agua o te tapabas la cara. No supiste cuál de todas esas cosas dio resultado, sólo sabes que despertaste cuando unas cuántas gotitas de agua caían sobre tu cara, acto seguido, abriste tus ojos y divisaste a Tom sobre tu cama, sin polera, sólo con una toalla rodeándolo y con un vaso de agua en las manos.
Tú: ¡AHHHHHHHHHHHHHHHH! ¿Qué demonios haces aquí?
Tom: buenísimos días, que bueno que despertaste, hubiera sido una lástima tener que tirarte toda el agua en la cara.
A medida que abrías los ojos y te sentabas sobre la cama, te diste cuenta que los cuatro estaban ahí. Bill se apoyaba en la puerta mirando hacia la ventana con un gesto arrogante, Gustav estaba al lado de él con cara de sueño y Georg intentaba peinarse mientras Tom hablaba.
Tú: emm, ¿hola? ¿Qué hacen aquí?
Tom: te tenemos malas noticias.
Tú: ¿qué?
Georg: murió.
Tú: ¡¿quién?!
Bill: Natalie no, para tu desdicha.
Tú: (le arrojas un almohadón) idiota.
Tom: no peleen par de enfermos mentales.
Tú: ¿qué demonios pasó?
Gustav: sólo la ducha. Nuestra ducha, murió.
Tú: ¿y a mí qué me importa?
Tom: importa, porque nos queremos duchar.
Tú: ¿Y?
Bill: y tú tienes ducha ¬¬
Tú: ahh, ¿quieren ocupar mi ducha?
Gustav: exacto.
Tú: está bien, hagan lo que quieran pero déjenme dormir.
Volviste a posicionar tu cabeza en la almohada que te quedaba, ya que la otra se la habías arrojado a Bill e hiciste como que dormías, aunque el sueño ya se te había ido y sólo pensabas. Por un lado se te podía considerar afortunada, cuatro hombres de esa calidad, bañándose en tu ducha, al lado de tu cuarto, no se ve todos los días. También podías acotar que realmente Tom se veía bien a torso descubierto, era un chico fornido pero no en exceso, perfecto, como te gustaban. Bill en cambio se ve debilucho, enclenque y antipático, feo, tonto, idiota, arrogante, desesperante, crédulo, lento, OK, tenías que dejar de pensar tanto en él, fuera un estúpido o no. Prosigo, por otra lado, eso de la ducha invadía un poco tu privacidad.
En el lapso en que te envolvías en pensamientos los chicos ya se habían ido y Tom había entrado a la ducha.
Tom: ¡(tunombreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee)! (desde el baño)
Tú: ¿qué?
Tom: se me quedó el acondicionador, ¿puedo ocupar el tuyo?
Tú: ¿te lavas el pelo?
Tom: ¿por qué no lo haría? ¬¬
Tú: lo decía por las rastas.
Tom: ¿quieres entrar a ver como se lava el pelo un hombre con rastas? ¿O quieres decirme de una vez si me prestas o no el acondicionador?
Tú: ya, ocúpalo.
1 Hora después.
Tú: ¡Tom, maldita sea, llevas una hora bañándote!
Tom: no molestes, el agua está muy rica.
Tú: no se te ocurre que yo también me quiero bañar ¬¬
Tom: está bien, si ya estoy saliendo.
15 minutos después.
Tú: hace unos estúpidos 15 minutos me dijiste que ya estabas saliendo, hasta bajé a preguntarle a los demás si podían venir a sacarte, así que sal luego o prepárate.
Tú: ¡no veas mis cosas!
Tom: y más cremas, y enjuagues bucales, y más perfumes.
Tú: ¡ash! Deja eso.
Tom: no, jeje.
Tú: (abres la puerta del baño de golpe y encuentras a Tom con la toalla puesta y un perfume en sus manos.) Tom, deja eso y sal luego.
Tom: sólo las veía.
Tú: no veas nada. (Tratas de quitarle las cosas) Daaaame.
Tom: pero, déjame oler.
Tú: ¡intruso!
Tom: jaja, eres muy pequeña, no puedes contra mí.
Tú: Tom, son perfumes de mujer, asúmelo.
Tom: ¿qué tiene?
Tú: Tom, ya, sal de mí baño, quiero bañarme, ya tenemos que desayunar
Tom: pues báñate. Además eres tú la que no debería haber abierto la puerta, podrías haberme encontrado desnudo y luego me hubieras intentado violar y yo, pobrecito, sin poder defenderme.
Tú: já, por favor, a ti no te viola ni un burro.
Tom: no seas tonta, todas las mujeres me desean.
Tú: ¿ah sí? Bueno, yo no.
Tom: ¿segura?
Tú: sí, ya, vete
Tom: no, quiero seguir molestándote jajaja.
Comenzaron una pelea infantil de las tantas que tenías con Tom, reían, entre que jugaban y se insultaban, hasta que sintieron que la puerta de tu pieza se abrió y escucharon la voz de Bill.
Bill: emm, perdón, no quería interrumpir. Sólo venía a ver si ya habías salido de la ducha.
Tom: ¿jaja, interrumpir qué?
Tú: dame ya el perfume, tonto. Y vete, luego, nunca más te admito en mi pieza.
Tom: eso lo veremos luego 1313
Bill: okey, yo me voy. (Sale rápido de la pieza y baja)
Tom: ¿qué demonios le pasa?
Tú: no sé, que se vaya al diablo.
Tom: ¿qué pasó entre ustedes?
Tú: nada (lo empujas hacia la puerta)
Tom: okey, okey, me ire. Sé que luego me rogarás que vuelva. Adiós preciosa.
Tú: imbécil.
Luego de tal alboroto lograste bañarte. Esto de su ducha mala te volvería loca. Comenzaste a pensar en Bill ¿estaba celoso? ¿o simplemente te odiaba? Esas preguntas te abrumaban, claro está que era mejor que estuviera celoso, pero parece que no siempre las cosas son como se quiere.
Tú: hola.
Gustav: ¿realmente aguantaste a Tom 1 hora?
Tú: jajaja, sí, pero nunca más lo admito, se demoró mucho en bañarse.
Tom: ustedes son los cochinos que se bañan en 10 minutos.
Bill: pero igual no la pasaron mal ¿verdad? Ja-ja.
Tom: (extrañado) no, no creo, la gente suele disfrutar cada minuto conmigo.
Tú: emm, como sea. ¿Qué hay de desayuno?
Desayunaron todos juntos, pero se hablaba poco. Bill estaba enojado, no sabía si contigo, con Tom o con él mismo, sentía celos y no quería sentirlos, tú no eras de él, lo tenía claro y ese era el pensamiento que más lo torturaba, no sabía si le gustabas, no sabía cuánto te quería y le daba miedo comprobarlo. Trato de evitar una conversación con Tom, pero no lo logró, a media tarde David invitó a todos a tomar helado afuera, para disfrutar el paisaje y ver los avances del disco, ¿avances del disco? Bill ni siquiera recordaba que tenía que escribir. Entonces Tom aprovechó el momento y antes de reunirse con los demás le pidió un minuto.
Tom: no creo que sea buena, ni normal la actitud que estás tomando.
Bill: ¿perdón?
Tom: sabes de qué hablo.
Bill: no, nunca sé de qué demonios hablas, siempre creas historias donde salgo yo y suelo no entenderlas.
Tom: estás distinto, estás distante, estás idiota. ¿Fueron celos los de la mañana?
Bill: ¿¡celos!?
Tom: sí.
Bill: ¿celos de qué? Por favor.
Tom: Bill, ¿por qué no afrontas tus sentimientos? Te comportas como un niño pequeño, te gusta y créeme que yo no te la quitaría.
Bill: NO ME GUSTA, no sé de qué hablas. ¡Siempre crees que sabes todo sobre mí y en realidad ni siquiera me conoces!, no suelo enamorarme de la primera mujer que pasa, (tunombre) no me gusta, no me gustan las de su tipo, ni siquiera confiaría en ella. No me gusta su actitud ni su personalidad, no me gusta ella y nunca me va a gustar. ¿Lo entiendes?
Tom: (sorprendido por el tono de su gemelo) ¿comprendes lo que hablas verdad?
Bill: ¿por qué no lo comprendería? Es la verdad, es la simple verdad, trata de creerla porque hablo en serio.
Tom: ok, me quedó bastante claro. (Sale de la habitación)
El lenguaje puede herirnos & Tom sentía un poco de rabia florecer, nunca se creyó más, nunca se ha creído el consejero ni nada, por primera vez intentaba ayudarlo y su hermano le respondía de aquella manera. Pero lo de Tom no era mayor problema comparado con lo que tú sentías. En una de todas esas vueltas que da el destino, Gustav y tú habían vuelto al bus a buscar un poco más de helado, y cuando se disponían a bajar los detuvieron un segundo los gritos de Bill, en el momento exacto en que hablaba de ti.
Gustav notó la expresión de tu rostro, y ni él pudo descifrarla. Tenías ganas de llorar, pero no dejaste que se notara, la rabia podía más, sí, rabia, decepción, tenías ganas en ese mismo instante de reírte en su cara y decirle que no te importaba, que eras mucho para él. Gustav articuló unas cuantas palabras a las que respondiste con tranquilidad y dándole mínima importancia a la situación.
(Afuera, todos reunidos, comiendo)
David: ¿y cómo van esas letras Bill?
Bill: amm, sí, bien, aunque no he escrito mucho, sólo unas cuantas cosas por ahí, por allá.- decía titubeando.
Tom: la verdad no hemos hecho nada.
David: ¿nada?
Tom: nada, no sé porque Bill te lo quiere esconder, si al fin y al cabo nos queda harto tiempo.
Bill: -da una mirada fulminante a su gemelo- Sólo me falta un poco David, no te preocupes, en poco comenzaré a escribir.
Tú: Geo, Dame del helado que recién trajimos, es que amo el chocolate.
Georg: sí, éste es el que está más bueno, toma.
Bill: ¿lo trajeron hace poco?
Gustav: sí, hace un rato fuimos a buscarlo al BUS.- remarcó la última palabra, permanecía serio.-
Tom: amm, amm, ¿me dan también?
Georg: no, para ti no hay, eres muy feo.
Tom: ¿feo yo? Si yo soy feo ¿Qué queda para ti?
Georg: yo soy hermoso.
Tom: claaaro.
Odiabas esos momentos en que todos sabían lo que pasaba y nadie se atrevía a decir nada. Simplemente se ocultaba todo y se intentaba actuar normal, fingiendo, inventando, mintiendo. Tú lo sabías y deseabas que Bill lo supiera y se sintiera mal. Tom lo sabía y temía que Bill hubiera quedado mal. Gustav lo sabía y deseaba que Bill se arrepintiera. Y Bill… ¿Qué pensaba Bill?
Espero les guste y comenten harto ♥